Martín de Riquer, premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales
"Soy el estudioso de una cultura que se expresa en dos lenguas"
Acaba de cumplir los 83 años, pero dice trabajar como cuando tenía 30: unas siete horas al día. Su interés intelectual quedó varado en el 1500, pero niega con vehemencia que esta circunstancia haya hecho de él un hombre fuera del mundo. Es el nuevo premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, según la decisión unánime del jurado. Ayer amedia mañana le llamó Manuel Fraga, que presidió las deliberaciones, para comunicarle un fallo dictado en "reconocimiento a su condición de gran intelectual catalán y español". Martín de Riquer, sin embargo, no se ve a sí mismo como un hombre de dos culturas: "Soy el estudioso", dice, "de una sola cultura que se expresa en dos- lenguas diferentes".
De una obra larga y densa, Riquer extrae la Historia de la literatura universal, escrita en colaboración con José María Valverde, como un ejemplo de dificultad. "Pero la dificultad residía sobre todo en Valverde", explica, "porque era tan endiabladamente inteligente que el ansia de emulación era prácticamente diaria y muy incómoda". ¿Un libro especialmente apreciado? "El último, siempre el último".El último se titula Antologia de poetes catalans y acaba de publicarlo Círculo de Lectores. Es preciso observar el título con cuidado: Riquer ha elegido poetas. Con independencia de la lengua en que se hubieran expresado los poetas durante ese medievo lírico. Así presenta una antología de la poesía medieval catalana escrita obviamente en catalán, pero también en latín, hebreo, italiano, castellano y francés.
Riquer se ha movido durante toda su vida en el medievo español y catalán. Ha caminado entre una y otra cultura, dice, sin asomo de tensión. Hasta tal punto que ni reconoce haber ido de una a otra. "En realidad, la lengua de mis libros la decide casi siempre el editor. Él sabrá lo que le interesa. En realidad, lo que yo creo es que se trata de una sola cultura que se expresa en dos lenguas diferentes". Y le interesa subrayar, asimismo, que nunca ha tenido más dificultades que las propias de la erudición para realizar su trabajo y que ha actuado siempre con total independencia intelectual: "En pleno franquismo yo publiqué, sin ningún problema, una historia de la literatura catalana."
Vivir intelectualmente en el medievo le ha permitido al maestro especular sobre la crueldad: "La crueldad medieval", puntualiza, "es incomparable con la moderna. Nada que ver con el Archipiélago Gulag o las cámaras de gas". Y a través de esa experiencia ha podido también desmontar muchos mitos infantiles. Los enumera: el terror del año 1000 ("inexistente"), el cinturón de castidad ("un invento veneciano del siglo siglo XVI") el derecho de pernada o la oscuridad medieval ("una postal romántica"). Su largo diálogo con la historia literaria le permite, por último, alertar sobre las diferentes visiones que recibe el clásico: "Al fin y al cabo el Quijote fue recibido como un libro de humor cuando fue editado y años más tarde los románticos apuntalaron con él la poética del héroe fracasado. Pero el clásico es, precisamente, el que pervive con independencia del carácter que tengan los sentidos sucesivos".
Martín de Riquer es profesor emérito de Historia de las Literaturas Románicas en la Universidad de Barcelona y desde 1965 pertenece a la Real Academia Española. Entre su bibliografía cabe destacar las obras siguientes: L'humanisme català (1935), La lírica de los trovadores (1948), Historia de la literatura universal (en colaboración con José María Valverde, 1957), Caballeros andantes españoles (1957), Los trovadores (1975), Quince generaciones de una familia catalana (1979), Historia de la literatura catalana (1964-1987), Aproximació al Tirant lo Blanc (1990) y Antologia de poetes catalans (1997).
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