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PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL DE LA LENGUA ESPAÑOLA

Los profesionales reunidos en Zacatecas alertan sobre la amenaza de la globalización informativa

El I Congreso de la Lengua acaba con un llamamiento en defensa de la identidad hispana

La sombra de la llamada "globalización" (la expansión de redes de información y comunicación a escala mundial) sobrevoló Zacatecas y arrancó la principal conclusión del I Congreso Internacional de la Lengua Española, que ayer terminó sus trabajos en esta ciudad mexicana: frente a la imparable uniformización de contenidos, actitudes y lenguaje que llega desde los nuevos centros de poder, la comunidad hispanohablante debe establecer estrategias de defensa de la propia identidad. El español es, además de patrimonio cultural inalienable, todo un valor estratégico.

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Por encima de debates y desacuerdos, los expertos que han participado a lo largo de tres densas jornadas en los trabajos del Congreso, dedicado a la lengua española y los medios de comunicación, han coincidido en una preocupación común: la expansión de las nuevas tecnologías, vinculadas a poderosos intereses económicos, está acelerando la imposición de patrones culturales externos, cuyos mensajes estandarizados empobrecen el lenguaje y el pensamiento.Esta denuncia atraviesa las conclusiones presentadas en la tarde del jueves por los responsables de las seis mesas de trabajo en que se dividió el congreso: prensa, libros, radio, televisión, cine y nuevas tecnologías. En el apartado de prensa, el catedrático español Bernardo Díaz Nosty destacó que la imposición progresiva de una matriz mercantilista en los medios de comunicación está llevando a un "reduccionismo ideológico y discursivo", que afecta a la lengua. La estandarización de los mensajes, "secuestro de la expresión", hace asomar una suerte de pensamiento único.

No obstante, añadió, no hay que "demonizar la globalización", fenómeno de origen anglosajón, pero sí establecer fronteras de defensa de las identidades propias. Y la prensa de referencia tiene una responsabilidad importante en los procesos de regeneración lingüística y cultural, puesto que crea opinión sobre los creadores de opinión. Los medios escritos deben concienciarse y buscar soluciones que sirvan de estímulo a otros sectores de la comunicación.

Nuevas tecnologías

La penetración de las pautas uniformizadoras y la influencia anglosajona que llegan de la mano de las nuevas tecnologías tiene su registro patente en los medios audiovisuales. "El contexto de la internacionalización", como dijo Alejandra Lajous, directora del Canal 11 de la televisión mexicana, se refleja en la penetración de la industria de entretenimiento estadounidense en todos los países. La "globalización" es, de hecho, una "norteamericanización". El reto de los países hispanohablantes es fortalecer las industrias culturales propias.A conclusiones similares llegó la mesa de cine, coordinada por Reynaldo González, director de la Cinemateca cubana. A pesar de los lamentos, dijo González, hoy se ve más cine que nunca, gracias en parte a la televisión y el vídeo. Y el reto esencial, como ocurre en los otros medios, es luchar contra esa homogeneización de los mensajes y la expresión, que amenazan "con limar las diversidades preciosas" que conforman las culturas hispanas. Y ese reto sólo puede enfrentarse "con el respeto a la Babel de acentos y enriquecimientos múltiples que es nuestra lengua española". La petición de esta mesa: que las autoridades sean conscientes de la necesidad del apoyo a la industria cinematográfica y que muestren respeto por estos creadores.

Daniel Martín Mayorga, ingeniero madrileño que ha estado a cargo de la mesa sobre nuevas tecnologías, una de las más sugerentes, expuso con claridad las fortalezas y las debilidades del español en esta nueva sociedad global de información. Nuestro idioma, dijo, es la segunda lengua en importancia como instrumento de comunicación, tiene gran continuación geográfica y sustenta una cultura rica y prestigiosa. Pero todo ello pasa a un segundo plano ante las debilidades, que se derivan ante todo del poco peso de la comunidad hispanohablantes en el concierto mundial de la informática y las telecomunicaciones y de su dependencia del exterior.

El listado de carencias fue demoledor: los países de habla española no cuentan con recursos suficientes para la investigación y el desarrollo, y sí existe en cambio un desigual nivel educativo, profundos desequilibrios territoriales y sociales, y una "escasa conciencia de la relevancia económica del idioma". Si no se destinan recursos para el desarrollo, si no cooperan más las instituciones interesadas en el idioma y si las empresas de comunicación hispanohablantes no luchan por tener presencia en los grandes emporios tecnológicos, no se podrá lograr la protección del patrimonio cultural español y del idioma, que quedará convertido en un mero instrumento utilitario.

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