Sobre 'Muerte en Granada'
El pasado 2 de marzo, EL PAÍS publicó una carta en la cual se tildaba de "infamia" la recién estrenada película de Marcos Zurinaga Muerte en Granada, sobre el asesinato de Federico García Lorca. La carta en cuestión demuestra claramente que su autora no ha entendido una película que, lejos de querer exculpar a los responsables, como ella cree, refleja muy exactamente lo que yo y otros investigadores pudimos establecer en circunstancias adversas allá por los años cincuenta y sesenta: el compromiso antifascista de Lorca, ampliamente recogido en la prensa del Frente Popular; el odio que sentía por el poeta la burguesía granadina, que no le perdonaba ni su obra, ni su homosexualidad, ni sus ideas políticas, ni su fama; el esfuerzo de Luis Rosales por protegerle, pese a llevar camisa azul, y la orden tajante del general Queipo de Llano de acabar con la vida de un escritor considerado con razón como enemigo. El mensaje que transmite la película de Zurinaga, hecha contra viento y marea y con auténtico heroísmo, es que a Lorca lo mataron por motivos en que el odio personal y el político eran inseparables, como así pasó en la realidad. Por otro lado, puesto que los numerosos granadinos que sabían exactamente cómo fueron las últimas horas e incluso los últimos minutos de García Lorca nunca dijeron lo que sabían, inventándose cobardemente centenares de versiones espurias, cualquier guionista es libre de imaginarse el calvario del poeta, tal vez más brutal del que aparece en la película.Con todo, lo que más me ha llamado la atención no es el contenido de la susodicha carta, que rezuma xenofobia e ignorancia, sino el hecho de que EL PAÍS decidiera publicarla, y en lugar tan destacado. En cuanto al titular del artículo que sobre la rueda de prensa de Fuente Vaqueros salió en el diario el pasado 18 de febrero ("Si una película se ha hecho de corazón, ya no es malísima, afirma Andy García") habría que volver sobre él en otra ocasión. Por el momento, me limito a afirmar que si, gracias al rechazo asestado a esta película en España por motivos, a mi juicio, más que dudosos, la misma no llega ya a los cines europeos, EL PAÍS, contrariamente a todo lo que yo hubiera podido esperar de un periódico que admiro, habrá tenido en ello su parte de culpa.-
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