Los andamios cubrirán San Pedro hasta el año 2000

La fachada de la basílica de San Pedro en Roma, uno de los monumentos más visitados del mundo, quedará cubierta por andamios prácticamente hasta el año 2000, cuando comiencen los trabajos de restauración y limpieza anunciados ayer. Más de 27 meses serán, en efecto, necesarios para llevar a cabo una obra de una magnitud sin precedentes en los cinco siglos de historia de esta sede vaticana, y a ellos hay que añadir el tiempo de estudios y toma de muestras. Septiembre de 1999 es la fecha límite de conclusión de las obras.Los trabajos se realizarán en tres fases sobre los aproximadamente 6.000 metros, cuadrados que tiene la fachada diseñada a comienzos del siglo XVII por el arquitecto Carlo Maderna, de manera que, en cada fase, los andamios cubrirán aproximadamente un tercio de la superficie pitada incluida la llamada logia central, desde la que el Papa suele impartir la bendición solemne en las fechas señaladas.

La restauración tiene por objeto remediar grietas y daños sufridos por la estructura durante fenómenos, sísmicos y de asentamiento del terreno registrados, en 1645 y 1812, así como limpiar la porosa piedra travertina, una variedad de mármol degradado, característica de los monumentos de Roma, de la suciedad acumulada por efecto de los humos de los coches y de las calefaccciones domésticas, y de otros agentes menores, como son los excrementos de las numerosas palomas que viven en la plaza de la Basílica. La fachada de San Pedro fue limpiada hace 10 años, pero de un modo mucho más superficial al que se intenta ahora.

Las obras de restauración y limpieza de San Pedro tendrán un coste estimado de unos 9.000 millones de liras (cerca de 800 millones de pesetas), que serán financiados por el Ente Nazionale Idrocárburi (ENI), el grupo estatal petrolífero italiano.

La instalación de andamios especiales, totalmente inoxidables y sin tornillos, comenzará el próximo mes de marzo y ha sido programada de modo que la logia central quede libre, al menos, en Navidad y Pascua para que el Papa pueda asomarse.