Carvalho como pretexto
El pretexto es Pepe Carvalho, pero a quien la gente quiere es a Manuel Vázquez Montalbán. El jueves por la noche, en el hotel Palace de Madrid, mientras el actor Pepe Martín -el radiofonista Carlos López Tapia, especialista en voces, estaba a nuestro lado y susurró: "Qué bien lee este tío"- daba cuerpo al detective más famoso de la literatura española, el autor de la ciiatura asistía en primera fila a un espectáculo que le miraba como, si él fuera otro, un espectador más, en una fiesta hecha para un alter ego del que no se tiene memoria. Desde una cornucopia, en una enorme fotografía, aparecía otro Vázquez Montalbán, descorbatado y ya sin bigote -se lo quitó cuando murió Mastroianni-, como si fuera un santo laico antes de un banquete. Santiago Carrillo, el antiguo líder comunista, estaba a la espalda de Manolo, su, otrora militante, y sonreía todo el tiempo como si en su recuerdo revivieran las contradicciones que introdujo Carvalho en las antiguas ortodoxias. En el comunismo, de entonces, en 1972, cuando nació Carvalho las reivindicaciones vitales que planteaba Vázqúez Montalbán como propias del detective eran una piedra de escándalo. ¿Cómo iban a hablar de sexo, de placer individual, e incluso de gastronomía, con el hambre que había en el mundo? Vázquez Montalbán se burlaba también de la cultura postiza y de otras solemnidades, e incluso llegó a inventar personajes, como el arquitecto Walter P. Reagan, creador de la arquitectura de raíz vegetal, que casi llegó a ser, objeto de simposios en la Barcelona de los arquitectos emergentes. Los izquierdistas que querían tomar el Palacio de Invierno pospusieron luego y para siempre su deseo; "ahora", dijo Vázquez Montalbán, "todos aquéllos que estaban a mi izquierda están metidos en la cocina, y es muy probable que el Palacio de Invierno no se ponga a tiro hasta el año 2017 y en una operación montada por la Walt Disney Corporation". Los espectadores son siempre los que ven mejor las cosas: López Tapia volvió la susurrarme al oído en 10 palabras un resumen de lo que se piensa de Vázquez Montalbán: "Es un tío capaz de expresar con sencillez ideas complejas". Maruja Torres y Rosa Regás, barcelonesas que dialogaron con él, le miraban enamoradas, literalmente, como si entre ellos hubiera una complicidad de siglos que también pasó por la penuria y por la gloria de la Barcelona de la gauche divine. Los había presentado a todos Ymelda Navajo, la directora de Planeta, y había dicho una cosa cierta de Manolo y de su detective: están de pleno derecho en la historia de la literatura española porque, aparte de ser una creación genial de un personaje inventado, su presencia en estos 25 años sirve también para entender qué le pasó a este país. Pasó Carvallo del mundo de la píldora y el condón prohibido por el Papa a las áreas posmodernas de la vida nacional, y acabará, decía Manolo, siendo el creador del CESID de Jordi Pujol, y probablemente de visitante de los parques temáticos que la Walt Disney Corporation pondrá en marcha el próximo milenio para recordar cuáles fueron nuestros jurásicos: el eurocomunismo, la revolución de octubre (Carrillo seguía son riendo), el Barrio Chino de Barcelona... "¿Y qué va a pasar con Charo, la prostituta de Carvalho?", le preguntó Maruja. "No la vas a dejar como telefonista en Andorra". "No", le respondió Manolo, "va a ser amante de un conseller".Luego le cantaron a Manolo el cumpleaños feliz y él se comía un dedo de la mano como si se hubiera fugado de la escuela, mirando la tarta. Dijo antes que escribía porque quería ser alto, rubio y guapo, y viendo cómo le miraban, Ymelda, Maruja y Rosa pienso que ya halló esa estatura.
Fue una celebración hermosa, entre otras cosas hermosas que el cronista ha visto o escuchado en una semana que si se pusiera en papel daría para una enciclopedia. Resumo impresiones.
1. La exposición de Sebastiáo Salgado, en el Círculo de Bellas Artes. Cientos de personas miran con emoción y con rabia, con ternura, las imágenes de los refugiados de la tierra. Entre todos los retratos de este gran fotógrafo brasileño, el de un niño rubio que mira a la cámara como si mirara al mundo que no le ve. Desolación y miseria, la realidad que no está en el. sueño ni en la ironía. Aparte de las fotos, lo más emotivo es el público: domingo por la mañana, sol en Madrid, y se ha llenado este sitio del entusiasmo tranquilo de quienes aún no se han desprendido del sentimiento de ver en los otros su propia alma.
2. Los cuadros de Luis Gordillo. Están en cuatro sitios de Madrid, pero también los veo en el Círculo de Bellas Artes. Una explosión de ironía y de autocrítica: como si viera el mundo al revés y el mundo se pareciera a esa visión pletórica e íntima; del artista de Sevilla. Veo la exposición con el fotógrafo de Picasso, Roberto Otero, que ha venido de una isla argentina a Arco. Me dice: "Da gusto encontrarse delante a gente tan creativa que tiene tantas cosas que decir".
3. Escucho a Vicente Verdú, en la presentación de su libro Emociones, acerca de la vida cotidiana: "Se está privatizando la vida. Cada día hay más desconfianza, más hostilidad entre nosotros". Haro Tecglen se pregunta por Dios, o le preguntan, y hablan de metafisica. Manuel Vicent le tranquiliza: "Metafísica eran los libros que estaban, al otro lado de la estantería de Aristóteles. Y Dios es lo que no está en la estantería".
4. Un hombre de aspecto humilde camina a toda prisa por la calle Santa Engracia de Madrid. Va leyendo, también a toda prisa, un libro, mientras anda. Miro el título. Es Crimen y castigo. Lo cuento y me dicen: "A lo mejor había salido, del lIbro".
Babelia
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