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El músico argentino Litto Nebbia afirma que el futuro está "en los sonidos de raíz"

Diego A. Manrique

Litto Nebbia (Rosario, 1948) es una de las leyendas vivas del rock argentino, con una riquísima discografía que abarca, según su cálculo, "unas 140 referencias, incluyendo recopilaciones y músicas cinematográficas". Son más de 30 años como músico, una profesión a la que estaba predestinado: "Crecí rodeado de músicos y bohemios; mi madre fue la pianista de la primera orquesta femenina de tangos, imagina las cosas que tuvo que oír".A mediados de los sesenta, Nebbia se dio a conocer en la televisión rosarina como cantante de Los Gatos Salvajes. Un grupo beat que, con el nombre acortado a Los Gatos, grabó en 1967 lo que se considera la piedra fundacional del rock argentino, La balsa.

De familia peronista, Nebbia ha colaborado con el Partido Justicialista con una canción, Sólo se trata de vivir, cuyo clip se emitió en las elecciones del 89. También trabajó en los servicios culturales de la municipalidad bonaerense, "un cargo para programar actuaciones gratuitas que dejé a los 10 meses, harto de la burocracia. Eso no me ha hecho renunciar a mi sentimiento político, aunque esté descontento con muchas de las decisiones del Gobierno Menem. Yo creo en el peronismo de base, que trabaja por el bienestar de los desposeídos".

En 1978, tras ser vetado y recibir amenazas de muerte, Nebbia tuvo que salir de su país: "Vendí mi sintetizador y me fui a Brasil, pero quería cantar en español. Llegué a México con 60 dólares en el bolsillo y ni un contacto; compré un periódico, vi en qué sitios hacían actuaciones y fui a ofrecerme. Me quedé cuatro años pero nunca me vendí como exiliado político, odio el oportunismo de algunos artistas: mi ideología no es más relevante que el hecho de que sea hincha del Boca".

Volvió a Argentina justo antes de la guerra de las Malvinas, un trauma nacional que también le inspiró: "El 2 de abril, cuando se conmemora aquel disparate, apenas oyes canciones que hablen de lo que pasó. Es como si se quisiera borrar el recuerdo de aquellos centenares de pibes que murieron luchando sin víveres ni equipo. Y los supervivientes son los grandes olvidados de la dictadura".

En los últimos ocho años, Nebbia ha compartido sus labores musicales con las propias de dirigir su compañía, Melopea, donde ha editado unos 200 discos de tango, jazz, fólclor y fusión. "Estoy especialmente orgulloso del trabajo con los viejos tangueros; la globalización de la industria del entretenimiento hizo que se descuidaran las grabaciones de tango. Así que tuvimos la oportunidad de grabar los tres últimos discos de Roberto Polaco Goyeneche o el único que ha registrado el compositor Virgilio Expósito bajo su nombre. Tenemos una buena relación con Enrique Cadícamo. Pero también contamos con artistas jóvenes, como Adriana Varela", afirma el músico, para quien el futuro está en los sonidos de raíz".

Los discos de Melopea están hoy en todas las grandes tiendas del mundo, "a pesar de que la industria quiera estandarizar la oférta musical, la tecnología permite que salgan adelante iniciativas independientes como la nuestra, o en España, la de Nuevos Medios". La compañía madrileña distribuye aquí sus producciones mientras él edita nuevo flamenco en Argentina. "En esta visita, estoy actuando en solitario por pequeñas salas: Suristán y Honky Tonk en Madrid, Tarantos en Barcelona. Para la próxima, quiero venir con mi grupo, tal vez para desarrollar mi visión del tango. Que no es más que la épica musicada de la vida urbana: hay que cantarlo con la sensibilidad del momento, ni enfática ni marcial".

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