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LA CRISIS DE LA EMBAJADA

Fujimori ofrece negociar sólo después de que los asaltantes de la Embajada se rindan

Juan Jesús Aznárez

El comando del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) que hace seis días tomó la Embajada de Japón en Lima debe deponer las armas y liberar a todos los rehenes para que el Gobierno peruano acepte después "buscar una salida que se puede estudiar". En el primer pronunciamiento presidencial sobre la crisis, efectuado a las 22.45 del sábado hora local (las 4.45 de ayer hora peninsular española) por radio y televisión, Alberto Fujimori exigió a los secuestradores que se entreguen a una comisión de garantes, todavía no creada, para descartar el empleo de la fuerza en la residencia del embajador.

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Liberados 225 rehenes de la Embajada en Perú

El mensaje de Fujimori, alguno de cuyos apartados se presta a distintas interpretaciones, fue considerado positivo por el mismo hecho de haberse producido según la mayoría de los analistas y políticos consultados. El desconocimiento de los entresijos y curso de los, contactos negociadores desarrollados hasta ahora, impide aventurar juicios contundentes sobre las palabras del gobernante. Pero habiendo anticipado el MRTA su decisión de resistir hasta el final, y lejano, de momento, un asalto a la sede diplomática, es previsible un complejo proceso de negociaciones en las que una exigencia central del grupo procastrista será lograr un sustancial alivio de las duras condiciones penitenciarias sufridas por los cerca de medio millar de presos del MRTA."Mi propuesta es concreta", resumió el presidente en su breve alocución, emitida apenas unas horas después de que Francisco Tudela, su ministro de Exteriores y uno de los tres centenares de cautivos, confesara por radio su frustración por la ausencia la de una vía de comunicación entre los secuestradores y el Gobierno, y por el hecho de no haber podido hablar él mismo con ninguna autoridad. "Estoy seguro de que el ministro se siente abandonado por Fujimori. Creo que si sale con vida de ésta, presentará la dimisión", aventuraba anoche uno de los 38 rehenes liberados el viernes por la noche (la madrugada del sábado en España).

Fujimori pidió que "los captores depongan las armas ante una comisión de garantes y que faciliten la evacuación de todos los rehenes sin excepción. De esta manera, también quedará descartada la posibilidad del uso de la fuerza por parte del Estado peruano; y de allí, con toda garantía, una salida que se puede estudiar". Por su parte, el ministro japonés de Asuntos Exteriores, Yukihito Ikeda, regresó ayer a Tokio después de permanecer dos días en Lima para recibir información y establecer la posición nipona: intentar a toda costa un arreglo pacífico.

Severo, junto a la bandera nacional, Fujimori denunció: "Aunque parezca increíble, con este acto de terror y de violación flagrante de los derechos humanos, el denominado NIRTA, el mismo que desde la década pasada viene sembrando la destrucción y la muerte ( ... ) pretende iniciar un diálogo colocando un fusil en la nuca de los rehenes". El Gobierno no está dispuesto a aceptar que "la fuerza pueda imponerse sobre 23 millones de personas que rechazan estos métodos que no son ni civilizados ni políticos".

Sin embargo, ofreció el presidente, "el Gobierno no elude su responsabilidad en la búsqueda de una salida con la más clara disposición para actuar con sentido humanitario y procurar que este problema se supere por la vía pacífica, es decir, el lograr una salida que no vulnere derechos humanos ni de rehenes ni de captores".. Para el constitucionalista Alberto Ruiz, el presidente "ha comenzado bien", pero debe estar iluminado por lo que le ha dicho su canciller desde la embajada. De los dichos de Tudela y del propio presidente se desprende que hay que llegar a una solución de entendimiento.

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El discurso de Fujimori es para algunos necesariamente ambiguo y para otros peligroso porque impone la rendición, como paso previo a cualquier acuerdo. Es seguro que ha sido escuchado también en la Embajada nipona, todavía sin electricidad ni agua corriente. "para los rehenes va a ser terrible", garantizaba un intelectual liberado hace dos días. "Me imagino a Cerpa Defe del comando] reuniendo a todos los rehenes y di ciéndoles: 'El Gobierno no quiere ser razonable. Suya será la responsabilidad de lo que pueda ocurrir'. Cerpa me dijo a mí que no tomó la embajada para irse a cambio de un pasaporte para Cuba o Alemania: 'Yo cuando entré aquí ya era libre". Conocedor del tira y afloja negociador, el ex canciller Javier Arias Stella destaca que conocer la postura del Gobierno marca el inicio de una negociación.[Por otra parte, las autoridades chilenas reforzaron ayer la vigilancia policial en las embajadas de Perú, Japón y Estados Unidos ante las amenazas de un grupo extremista local, informa Efe.]

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