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El Insalud da "bacaladeras" electrónicas a sus médicos para controlar al Paciente

El sistema identificará el consumo individual de fármacos

A principios de 1998, los médicos del Insalud dispondrán de una bacaladera electrónica portátil para identificar a cada uno de sus pacientes en las recetas que expida. El dispositivo emite unas etiquetas con el nombre, apellidos y tipo de paciente que, cruzados con las facturas que proporcionan las farmacias cada mes, permitirán conocer el consumo particular de cada ciudadano. La operación costará unos 3.000 millones de pesetas.

El secretario general del Insalud, Alberto Núñez Feijoo, presentó ayer el nuevo sistema para completar el control de consumo farmacéutico, que añade la identificación del paciente a los datos que ya se recogen en la actualidad, como son el número de recetas, tipo de fármaco prescrito y médico que los receta.El proyecto se conocerá como Sistema de Identificación al Paciente (SIPAC) y ha sido desarrollado por la subdirección general de informática del Ministerio de Sanidad conjuntamente con las empresas Simbol, IEC y Thompson. Su adjudicación está pendiente de un concurso público en el próximo mes de enero.

El argumento principal es "la desburocratización" de la consulta del médico, según Feijoo, ya que una etiqueta adhesiva incluirá todos los datos que ahora rellenan a mano. Pero más allá de ésto, el terminal electrónico, denominado Terminal Autónomo de Identificación de Recetas (TAIR) permitirá al Insalud tener una información exhaustiva sobre el consumo farmacéutico de cada ciudadano.

Experiencia piloto

El TAIR cabe en un maletín portátil que incluye un pequeño ordenador con los datos del médico y de sus pacientes; un lector de banda magnética que realiza la lectura de la tarjeta individual sanitaria y una impresora que emite esta información través de unas etiquetas. La operación apenas dura dos minutos. La etiqueta es de tres tipos, según vaya destinada a la receta de farmacia, una historia clínica o un volante de cita para el especialista.La previsión es que en el primer trimestre de 1998, todos los médicos del territorio Insalud -unos 11.000 en atención primaria y 17.000 en especializada- dispongan de este sistema autónomo. Los primeros se incorporarán en el área de Valladolid. Pero, de momento, se ha realizado una prueba piloto de tres semanas en un centro de salud de la localidad de Tres Cantos, en Madrid, con resultados satisfactorios, según Feijoo.En el centro de salud las opiniones están divididas. Mientras parte de los facultativos opinan que "no aporta nada al trabajo tradicional", el médico de familia, Agustín Sanchez, defiende su utilidad incluso más allá de la actual aplicación: "será util también para todo el papeleo. en el que haya que repetir el nombre y datos de cada paciente, como por ejemplo para abrir historias clínicas".Que ayude o no depende hoy de algo tan simple como que todo el mundo tenga su tarjeta individual -un objetivo que el Insalud espera cumplir en los próximos meses- y de que éstas funcionen en el lector electrónico. El propio Agustín Sánchez reconoce que en su consulta fallan entre dos y tres diarias.Los médicos descargarán periódicamente la información que acumula su pequeño ordenador -con capacidad para emitir has ta 1.500 etiquetas- en uno central del Insalud. Y ésta es la in formación, que cruzada la que suministran mensualmente las farmacias sobre los medicamentos que se recetan, que permitirá a la Administración saber el consumo particular de cada ciudadano. Rafael Matesanz, director general de Atención Primaria y Especializada, destacó el valor "clínico" de esta información, y Núñez Feijoo, la ayuda que su pondrá para el control del fraude de recetas.El médico del centro de Tres Cantos explica que "en principio la explotación de los datos de la máquina" no la van a hacer los propios médicos. "Teóricamente a mí me mandarán después un, listado con todos los datos de mis pacientes", prevé.La primera crítica al nuevo método de control informático del consumo farmacéutico provino ayer del presidente de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FASDP), Marciano Sánchez Bayle, que lo consideró "una pura operación de marketing" del Insalud. "Hubiera sido mucho más provechoso, desde el punto de vista del ahorro, que dedicaran todo ese dinero en formar a los médicos sobre la prescipción farmacéutica", afirmó.

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