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Crítica:TEATRO: "LA VIDA ES SUEÑO"
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Pesadilla

Ariel García Valdés, con sus colaboradores de luces, vestidos y escenografía, crea una estética en el escenario: trata las figuras, compone cuadros. Destroza el texto. Era una manía antigua de los directores, que ahora se va corrigiendo. Quizá porque los actores han empezado a independizarse. Éstos, no. Felizmente, la obra les atraviesa y llega al público. La obra, innecesario es decirlo, es una cumbre en el teatro español: lo es el idioma, en la versificación, en la vanguardia de los conceptos en su tiempo, en la valentía. Eso no perdona que se olvide la manera de decirla, o que se descuide.El torso nuto del joven Pedro Mari Sánchez conmueve a las colegialas y a sus maestras en la vida, pero no se acepta fácilmente un Segismundo blando y débil, de voz aguda y tierna. No sé por qué le cito a él: va a parecer el peor, y no lo es. Quizá el peor es Antonio Vico, pero, ¿qué diríamos, entoncess de Yolanda Aristegui? Y el caso es que, como se les ha visto tantas veces haciendo buenos papeles y bien dirigidos, y tan justamente aplaudidos, hemos de concluir que el caso está en la mala dirección de actores, en el estilo de dicción ''que se ha dado al verso. Pasa como con la versión: se ha visto esta misma, y sus propios versos y sus abreviaturas, hace años, cuando Sanchis Sinisterra se la dio al Español, y era excelente. Ahora se debilita.

La vida es sueño

De Pedro Calderón de la Barca.Versión de José Sanchis Sinísterra. Intérpretes: Yolanda Aristegui, Arturo Querejeta, Pedro Mari Sálichez, Juan José Otegui, Antonio Vico, Esther Montoro, Héctor Colomé, Ángel García Suárez, José Luis Massó, Carlos Aladro, José Olmo, Félix Casales, David Alcorcón, Anselmo Gervolés. Iluminación: Juan Gómez Cornejo. Escenografía y vestuario: Jean-Pierre Vergier. Dirección: Ariel García Valdés. Compañía Nacional de Teatro Clásico, teatro de la Comedia.

Atraviesa, digo, la, obra todos sus obstáculos: su desafío al poder, sus dudas, sus incredulidades, su enorme desesperación, el grandioso final en el que todos pierden y se casan con quien no aman, llega a cada butaca y encuentra en ella su eco y su aplauso. Gracias al Calderón eterno

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