Castro será recibido el próximo martes por el Papa

Las relaciones entre Cuba y la Santa Sede siguen por buenas vías, según demuestra el anuncio oficial, hecho a las dos de la tarde de ayer, de que Fidel Castro será recibido por Juan Pablo II el próximo martes hacia las once de la mañana. La entrevista es considerada por el líder cubano como un paso importante en su lucha por la supresión del embargo, del que el Pontífice se ha declarado más contrario que entusiasta."Hemos considerado cómo ayudar a Cuba a superar las dificultades y condicionamientos actuales", dijo Jean-Louis Tauran, responsable de las relaciones internacionales de la Santa Sede, cuando, a finales de octubre, se entrevistó con Castro en La Habana. Pero quedan "problemas por resolver", añadió el prelado, en referencia a la demanda de la Iglesia de tener su propia prensa, de poder mandar misioneros a la isla, introducir profesores católicos en la escuelas o lograr que el día de Navidad sea declarado festivo como en el resto del mundo de tradición cristiana.

Las relaciones entre Cuba y el Vaticano han mejorado lenta pero continuamente desde 1989, coincidiendo con el aislamiento del régimen de Castro, que perdió en dicho año su retaguardia de apoyos en el Este de Europa y la Unión Soviética. La supresión de la cláusula que impedía a los miembros del partido único profesar la fe religiosa, en 1991, o la reconversión del Estado ateo en Estado laico, en 1992, fueron grandes pasos.

El proceso culminará probablemente el martes con el anuncio de que el Papa acepta la invitación de Castro para visitar Cuba. "He tenido siempre un gran respeto por la religión, y la revolución cubana no tuvo ningún mártir entre los hombres de Iglesia", dijo Castro tras ver ayer al primer ministro italiano, Romano Prodi. Éste dijo a su huésped que "es necesario que el Gobierno cubano dé señales de un cambio real en la situación de los derechos humanos".