"Analgésicos como chupa-chups"
Tres trabajadoras murcianas del sector de la fruta denuncian jornadas de 17 horas
, Tres mujeres del sector de manipulado de fruta fresca y hortalizas (que emplea a 4.500 personas en la región de Murcia), comparecieron ayer ante la prensa en los locales de UGT, para denunciar públicamente las condiciones en que desarrollan su actividad laboral. La denuncia no ha llegado, sin embargo, a los juzgados ni a Magistratura de Trabajo. Las obreras tienen miedo a las represalias, según confesaron.
Una obrera de Cieza (Murcia), con el rostro cubierto para evitar represalias, explicó anoche que en los almacenes de manipulado de fruta los calmantes corren "como los chupa-chups entre los niños". Todas, o casi todas, llevan en sus bolsos alguna clase de analgésicos para resistir jornadas de hasta 100 horas a la semana. Si durante la campaña fuerte de la fruta, alguien quiere descansar un domingo, a la semana siguiente ya no hay trabajo para ella.
Una de ellas lo hizo con el rostro cubierto, porque teme represalias. Las otras dos tienen pendientes denuncias en los juzgados de lo social. Una de éstas, que se identificó como Pepa, relató su experiencia persona "Para poder aguantar tomamos calmantes... y para que nos hagan efecto antes los mezclamos con Coca-Cola". Si a alguna se le acaba no hay problema, en el botiquín del almacén hay analgésicos. Pepa afirmó que el dopaje es la única forma de resistir. Las jornadas de 17 horas al día son normales. Ella incluso trabajó durante un verano 107 horas en una semana. Son horas normales, pagadas 100 pesetas menos que a los hombres y sin consideración de extraordinarias.
Quejas sin efecto
Las denuncias hasta ahora no han surtido ningún efecto. "En Cieza todo el mundo sabe cuándo van a venir los inspectores [de trabajo]", comenta. "El encargado ya nos avisa por la mañana". En algunos casos "para que nos vayamos del almacén, en otros para que si nos preguntan digamos que estamos contratadas sólo desde el día anterior". Si alguien no acepta esta ley, sabe que su destino es no trabajar.Maravillas denuncia otras situaciones como que las empresas no les coticen los días trabajados. Ella asegura que lleva 24 años empleada en el sector, pero que a efectos legales sólo tiene cotizados 300 días. Las respuestas de las empresas, según el testimonio de las obreras, es siempre el mismo: "Si no te interesa te largas porque en la puerta hay 40 esperando".
Rosario, con el rostro tapado, relató las condiciones de trabajo en uno de los almacenes donde ella sigue empleada. Para ir al servicio hay que pedirle permiso al encargado, y la que pone algún reparo o hace comentarios se arriesga a no ser llamada más o bien a perder la línea de productos más rentables (la lechuga) para acabar en otros menos apetecidos (la uva o la naranja).
Rosario contó otra de sus vivencias. Sufrió un desmayo durante el trabajo, lo que ella atribuyó al ritmo frenético de la cadena de montaje, sin posibilidad de ningún descanso. Un mecánico la llevó a un centro sanitario donde le atendieron en urgencias. Al cabo de una hora ya estaba recuperada y volvió al almacén. El encargado se preocupó de descontarle del salario la hora que estuvo ausente.
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