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Terenci Moix recuerda a Fernando Lara al presentar "El amargo don de la belleza"

La presentación madrileña de El amargo don de la belleza, la novela sobre el faraón disidente Akenathon y su esposa Nefertiti con la que el escritor. Terenci Moix acaba de obtener el premio Fernando Lara, se convirtió ayer en un acto dedicado a recordar al desaparecido hijo del editor José Manuel Lara, en cuya memoria se creó este galardón. Hubo lágrímas en el entrecortado discurso del padre y hubo mucha emoción y algún sollozo en la intervención del escritor, amigo personal de Fernando Lara y uno de los apoyos más firmes con los que cuenta el editor. "La novela va de egípcios", empezó bromeando el autor, "pero no pienso hablar de ella. Prefiero contar que durante diez años Fernando Lara fue mi amigo, mi confesor, mi administrador. Muchas cosas. El amargo don de la belleza es la novela que él me estaba siempre pidiendo que escribiera y al final lo hice. Creo que es buena y para mí era fundamental ganar ese premio".

Del contenido habló Pere Gimferrer, viejo amigo de Moix, antes de que el autor de El amargo don de la belleza tomara la palabra, y subrayó la extraordinaria ambientación lograda por Terenci Moix en esta su nueva incursión por la historia del país del Nilo. Gimferrer, que es también amante de las culturas sobre las que se erige la cultura de Moix, no tuvo empacho en referirse a la novela egipcia por antonomasia que marcó a la generación de Moix -Sinuhé el Egipcio, de Mika Waltari- y a la película de Howard Hawks Tierra de faraones como claros precedentes de la novela presentada, que es, en palabras del propio autor, el testimonio del fin de un tiempo "de plenitud y de belleza".

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