Modelos referenciales
Todos sabemos, desde Borges y desde antes, que no hay más que 30 historias que siempre se repiten, con sus variantes episódicas específicas, para configurar ese tapiz de modelos en que todas las artes narrativas hunden sus raíces. También en el cine que aquí vemos, por ejemplo, Noche de reyes de Trevor Nunn, filme incluido en la sección oficial, lo hace desde el siempre seguro trampolín que proporciona William Shakespeare y su fecunda, inagotable inspiración. Del de Straford lo sabe todo Trevor Nunn, director asociado de la Royal Shakespeare Company entre 1965 y 1986 y responsable del montaje teatral de todas las obras del dramaturgo.Pero el modelo canónico es igualmente el éxito de Kenneth Branagh con Mucho ruido y pocas nueces, que sirvió para demostrar la plena vigencia y la viabilidad de mercado (con perdón) del Shakespeare autor de comedias en el cine de hoy mismo. Hay un problema, empero, en relación con el modelo: lo que allí era una astuta apuesta por una ucronía inteligente, se convierte aquí en una adaptación en pleno siglo XIX, de rancio sabor victoriano. Y hay otro problema añadido: Nunn no es Branagh, y si algo chirría en la pulida superficie de sus imágenes es justamente su trabajo como director.
También de un modelo referencial parte Mullholand Falls (La brigada del sombrero), primer filme americano del neozelandés Lee Tamahori. Aquí el modelo es el filme criminal aggiornatto. Es un producto solvente, en el que el director pone todo de su parte para intentar camuflar una resolución paticoja, y en la que destacan el gran Nick Nolte y Chazz Palminteri.
Y por no ser menos, también de un modelo canónico parte El dedo en la llaga, coproducción hispano-argentina de Alberto Lecchi, protagonizada por Juanjo Puigcorbé, Karra Elejalde y Darío Grandinetti, a concurso en Zabaltegi. Cine para consumo de jóvenes inquietos, como el que practica Marcelo Piñeyro, -véase Caballos salvajes-, tiene la honestidad de mostrar claras sus cartas, pero igualmente las debilididades de un edulcoramiento progre que lo alejan del rigor necesario en todo cine que se preocupe por hacer pensar al respetable.
Babelia
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