Café, 'justo' para el Parlamento español
Diecisiete ONG piden a losdiputados que apoyen la red de comercio solidario
Café para todos, pero café justo. Las diecisiete organizaciones no gubernamentales (ONG) que forman la Coordinadora Nacional de Comercio Justo -entre ellas, Intermón y Setem- han iniciado una campaña para que el Parlamento apruebe una resolución de apoyo al comercio alternativo y, de paso, para que los diputados tomen café comercializado de esta manera,El Parlamento Europeo ya hizo algo similar en 1993 cuando aprobó una declaración que avalaba el comercio justo y subrayaba que las actuales estructuras de comercio mundial ahondan en la desigualdad entre los países ricos y pobres (cada vez hay más diferencia entre el precio de las materias primas y el de los productos manufacturados). Las tiendas de Niños partiendo cacao en Costa de Marfil. comercio justo ofrecen productos adquiridos directamente en el Tercer Mundo con la garantía de que no hay trabajo infantil, que los obreros cobran salarios dignos, que no se destroza el medio ambiente y que la estructura ¿le las empresas es participativa (cooperativas, por ejemplo) y no discriminatoria para las mujeres.
En Europa ya son más de 3.000 las tiendas y 45.000 los puntos de venta de comercio justo -gestionados por un centenar de ONG-, con un volumen anual de ventas de 31.000 millones de pesetas, que repercuten en la economía de cinco millones de personas de países pobres. En España son 30 los locales, entre los que se encuentran los ocho de Intermón. El café justo tiene un 1,4% del mercado total de café en Europa.Si algún diputado quiere chocolate, también lo hay justo. Y menudo cacao se está montando además en torno suyo. El centenar de ONG que trabajan en 18 países europeos en el comercio justo ha iniciado una campaña de presión a la Comisión Europea para que no apruebe la directiva que permite reducir en un 5% el contenido de cacao en el chocolate para sustituirlo por grasas vegetales.Ignacio Carreras, director general de Intermón, señaló ayer que esta medida va a repercutir en la economía de dos millones de pequeños productores de cacao, que verán descender sus ingresos en torno a un 12%. En Europa se fabrica el 60% del chocolate del mundo. Diversas organizaciones nacionales de consumidores y la representación en España de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se unieron ayer a la iniciativa promovida por Intermón.
Entre esos dos millones de agricultores afectados por la directiva europea está Yah Paul. Su historia es una de las recogidas por Intermón. Vive en Binau, un pequeño pueblo de Costa de Marfil. Posee una pequeña parcela de 100 por 150 metros donde cultiva plátanos y cacao. Trabaja duro, pero no gana ni para comprar abonos ni plaguicidas desde que la Caisse de Stabilisation, encargada de la compra de cacao, redujo en 1990 en un 50% el precio del cacao. Los productores como él reciben sólo el 5% de los beneficios.
Por cierto, que si no quieren los diputados café ni chocolate, también hay ya té justo. Brid Bowel, responsable de campañas de la Asociación Europea de Comercio Justo (EFTA), contó en Madrid que una de las iniciativas más interesantes puesta en marcha es la etiqueta de fair trade (comercio justo en inglés), que ya figura en diversas marcas de café, té, chocolate, miel y azúcar. Explicó que cuando los consumidores están informados sobre lo que es el comercio justo, responden bien. Y puso el ejemplo de Holanda, país donde nació la primera tienda solidaria en 1969. Allí, una marca de, café solidario alcanzó en poco tiempo una cuota de mercado del 5% que inquietó a la competencia.
Carreras aclaró que estos productos no son siempre más caros que los convencionales, ya que su gran ventaja es la eliminación de intermediarios. Sin embargo, hay casos en los que sí, como puede ser el de las alfombras fabricadas en Asia, pues en las vendidas como comercio justo se garantiza que no se ha producido explotación de niños ni de mujeres.
Según la OIT, en el mundo trabajan más de 100 millones de menores; en las fábricas de Indonesia, el jornal medio de un muchacho o de una mujer que trabaja ocho horas diarias, seis días a la semana, es de unas 2.000 o 3.000 pesetas mensuales. Si necesitan alfombras en el Congreso...
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