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Se entrega el único gran capo del "cartel de Cali" que quedaba todavía en libertad

Helmer Pacho Herrera, el único capo del cartel de Cali que aún estaba en libertad, se entregó ayer a la justicia de su país. "Creo en la justicia colombiana; creo en el sometimiento, creo que es el momento propicio para una tregua; no", corrigió, "para dar un regalo al país que ha sufrido tanto por el narcotráfico", dijo el capo, que lucía traje de paño y corbata y parecía recién afeitado. La entrega se realizó en el municipio de Yumbo, cerca de Cali, ciudad a la que fue trasladado de inmediato y donde durante cuatro horas se efectuaron los trámites de identificación del famoso detenido.Herrera nació hace 45 años. El considerado cuarto hombre del cartel y el más enigmático del grupo delictivo -según las autoridades "tenía una gran facilidad para eludir la acción legal, cambiando a diario su aspecto físico"-, se puso en manos del director general de la policía, Rosso José Serrano.

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Desde hace días se daba como segura la entrega o la captura del narcotraficante, que era conocido con los apodos de La Niña, El Muelón y El Lavacarros. La noticia se produjo minutos antes de que se enfrentaran, en la eliminación del Mundial de Fútbol, los equipos de Colombia y Chile. En el intermedio del encuentro deportivo se presentaron las primeras imágenes de la entrega y parte de la conferencia de prensa del presidente colombiano, Ernesto Samper.

"Ya no hay ninguno"

El primer mandatario aseguró que, con la entrega de Herrera, prácticamente quedó "aniquilado" el, cartel de Cali. "No hay ninguno", dijo refiriéndose a los cabecillas de la organización, "en condiciones de mantener actividades de narcotráfico. Todos ellos están reducidos a la ley y uno de ellos [José, Santacruz] perdió la vida después de fugarse de una cárcel de Bogotá. Samper también dio un parte de normalidad en todo el país, después de las sangrientas jornadas de viernes y sábado. Según la DEA, el cartel de Cali controla el 80% del comercio de la cocaína en todo el mundo.El Gobierno de Estados Unidos ha repetido que, a pesar de que los capos del cartel estén tras las rejas, desde allí siguen delinquiendo. Desde hace dos años, la justicia seguía los pasos a Pacho Herrera. Por información que llevara a su paradero, el Gobierno ofrecía 1,5 millones de dólares. Era considerado un hombre "muy violento" y se dice que manejaba todo el engranaje de seguridad del cartel. Se le conoce una gran pasión: el fútbol. Todas sus fincas cuentan con sofisticadas canchas para practicar este deporte.

Herrera ha escapado ya en varias oportunidades de la justicia: y de la muerte. En 1994 se entregó voluntariamente, pero el entonces fiscal Gustavo Greiff lo dejó en libertad, pues no había causa abierta contra él. En 1990 se salvó de un atentado que montó Pablo Escobar -por entonces jefe del cartel de Medellín- y en el que murieron 18 personas de la organización de Cali.

En dos oportunidades ha sido detenido en los Estados Unidos: una por falsedad de documentos y otra por tráfico de drogas. A finales del año pasado, un fiscal de la ciudad de Cali dictó contra él orden de captura por los delitos de narcotráfico y enriquecimiento ilícito.

La entrega de Herrera se produce cuando en Colombia hay un gran debate sobre la extradición -exigida por Estados Unidos como condición para normalizar las malogradas relaciones entre los dos países-, y cuando en el Congreso se debate un paquete de medidas, presentadas por el Gobierno, para endurecer las penas por narcotráfico, eliminando las ventajas de la ley de sometimiento a la justicia. Su aplicación, sin embargo, no será retroactiva.

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