Los recortes agravarán aún mas la situación de casi 300.000 personas sin hogar en España
Jóvenes, mujeres separadas e inmigrantes, nuevas víctimas de la exclusión social
Sin techo, sin lecho y sin futuro. Así viven millones de personas en los países ricos (cerca de 300.000 en España), a quienes los recortes presupuestarios pueden acorralar entre la espada y la pared. Ya se ven desde Europa pelar las barbas del vecino americano: el presidente Clinton acaba de enterrar toda una tradición de welfare (beneficencia) y de aprobar una ley muy restrictiva de servicios para Marginados y colectivos -parados, habitantes de los guetos, madres solteras- que dependen de la protección social. En Europa, y por lo tanto en España, en el horizonte aparecen los mismos nubarrones.
En España hay menos pobres de solemnidad que hace 10 años, menos pobres severos, según la terminología actual. Pero la exclusión social (que engloba la pobreza, pero también otros factores de marginalización y desesperanza) ha aumentado, y la precaridad crece. En 1984 había ocho millones de españoles en extrema pobreza, pero en 1993, según el Informe Foessa y datos del INE, 1,5 millones (un 4% de la población) vive con menos de 21.400 pesetas al mes. En cambio, ocho millones tienen menos de 42.800 pesetas mensuales. Es decir la quinta parte de los españoles está bajo el umbral de la pobreza."No hay estudios a nivel estatal sobre el número de personas en situación extrema en España", dice Francisco Salinas, coordinador de Programas de Cáritas España y antiguo responsable en España del Observatorio Permanente Europeo de los Sin Techo. "Pero podemos hablar de entre 150.000 y 200.000 personas sin techo, y entre 50.000 y 60.000 transeúntes. Hay países peores que España, como Reino Unido o Bélgica, pero todo indica que el fenómeno tiende a agravarse, sobre todo porque cada vez hay más Jóvenes afectados, más mujeres, más separados que se ven engullidos por la exclusión social". España, según el informe del PNUD de la ONU, es uno de los países donde la distancia del poder adquisitivo entre las diversas clases es menor. En Europa, en 1994, había dos millones y medio de sin techo, un 0,7% de la población.
Francia
Este fin de semana los sin techo franceses han organizado en Montpellier una jornada nacional, ante la multiplicación de restricciones municipales contra la mendicidad. Según una encuesta, el 57% de los ciudadanos rechazan esas trabas. En París, una decenas de sin techo llevan días en huelga de hambre. En agosto, se han dado en la capital francesa 100.000 comidas gratuitas a desamparados.La Conferencia Episcopal Española es consciente del problema, y prepara para finales de septiembre un congreso sobre la Pobreza. "No puede dejarse todo al mercado, ni a las leyes de la economía sin más", dijo el secretario de los obispos, José Sánchez, al presentar el pasado julio el congreso.
En los años 70, los transeúntes o sin hogar procedían en España de la inmigración interior. Pero a partir de los 80, el factor de desintegración es el paro, que hace mella en sectores nuevos como jóvenes y mujeres, y se complica con la droga, las enfermedades psíquicas sin atención y los prohibitivos precios de la vivienda. Hoy el 80% de los sin techo son varones, aunque crece el número de mujeres, fundamentalmente separadas. Un tercio tiene problemas de salud. El problema se agrava con los inmigrantes del Tercer Mundo.
Las perspectivas son sombrías, incluso pese al papel positivo de la familia en España. El antropólogo social estadounidense Paul Koegel elogia el apoyo que supone aquí la institución familiar cuando las cosas vienen mal, pero advierte que "si se retiran las ayudas sociales, la familia no podrá asumir todos los gastos, y habrá rupturas". Tampoco Francisco Salinas es optimista: "La familia es un colchón amortiguador. Pero los recortes pueden contribuir a su resquebrajamiento. Cada vez encontramos en la calle a más personas con rupturas familiares".
El Observatorio Permanente Europeo de los Sin Techo, en su informe de 1994 titulado Volver a ser, distingue como ejes del bienestar social el empleo, la salud, la educación, la formación y la vivienda. El paro es factor desencadenante de marginación, pero también una política de la vivienda que en España, señala el informe (aun reconociendo el esfuerzo de los últimos años), "se ha supeditado a criterios de crecimiento económico y con ello se ha aislado de los fines de uso. España es el país europeo que dedica menor gasto y menor presupuesto a la inversión pública, en torno al 1% del PIB".
Una diferencia negativa para España con el resto de la UE es el salario social que los marginados perciben para subsistir. En la UE está centralizado y presupuestado estatalmente, pero en España cada comunidad autonómica -sólo no existe en Baleares- es distinto: entre 30.000 y 60.000 pesetas. El 40% de quienes lo reciben son mujeres separadas, con niños a su cargo.
El solicitante tiene que cumplir u nos requisitos: entre otros demostrar que se reside desde dos o cinco años en la comunidad. La marginación y la falta de cultura impide a menudo que alguien en esas condiciones pueda acreditar su tiempo de residencia. "Pero el problema del salario social en España es que, al contrarío de Europa, no es obligatorio, sino graciable, algo que las autoridades autonómicas pueden o no conceder", dice Salinas.
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