Costa Manzanares
El Gobierno anunció hace 30 años la creación en Madrid de la playa más grande de Europa
A comienzos del verano de 1967, el delegado del Gobierno para Canalización del Manzanares, José María del Moral, recibía una llamada urgente del ministro de Obras Públicas, Federico Silva Muñoz. Asunto: los mosquitos. El ministro había oído que la prensa madrileña comenzaba a advertir sobre la invasión de los voraces dípteros que año tras año se producía en las inmediaciones del río, y no estaba dispuesto a que Franco le pillara desprevenido en el siguiente Consejo de Ministros.Tan sólo unos meses antes, el ministerio de Obras Públicas había deslizado a la prensa un anteproyecto que la Hoja del Lunes reproducía a toda página el 31 de octubre de 1966. El rotativo anunciaba la construcción en el Manzanares de la playa artificial más grande de Europa, con una longitud de cuatro kilómetros, "en una extensión bordeada por abundantes frondas y arbolados, muy propia para la bucólica y el descanso". No se sabe si los ciudadanos se tomaron en serio el proyecto, pero la noticia no dejaba mucho margen para la duda y tampoco era el día de los Santos Inocentes."Llegada, pues, la próxima temporada de vacaciones estivales", informaba, "los madrileños deberán contemplar con orgullo la sorprendente transformación de su risible, escaso y vilipendiado aprendiz de río, aquel regato que era un titubeo, blanco de mofas y de sátiras a cargo de los grandes talentos literarios de nuestro Siglo de Oro".
çAñadía que, además de la natación, se podría practicar todo tipo de deportes acuáticos "sobre sus aguas o debajo de ellas", surcarlo con naves de vela y motor, pescar varias especies y, concluía, "habrá también alegres y multicolores embarcaciones destinadas al recreo y diversión de los niños, barcos con sirenas y banderas que pasearán a la grey infantil que reclame sus servicios". Para los incrédulos, reproducía también unas declaraciones textuales del ministro Silva Muñoz: "El agua correrá tan limpia y cristalina que se podrá beber".
Sin embargo, ese mismo día, el diario Informaciones se hacía eco de las quejas de algunos madrileños que sufrían la suciedad y malos olores que emanaban del río y publicaba una lista de los objetos que aquella semana flotaban sobre sus aguas: un ternero, un perro, seis balones, una silla y un baúl. En definitiva, una auténtica cloaca, aunque el periódico reconocía que existía un anteproyecto, "no oficial", de grandes transformaciones en el Manzanares.En cualquier caso, un año después, los vecinos que osaban acercarse al Manzanares acababan con las extremidades agrandadas, pero no por la práctica de la natación, sino por las picaduras de los hambrientos insectos, que por aquellos años eran los únicos que paseaban a gusto por la ribera.
Aquella hipotética playa provoca hoy la sonrisa de quien entonces era el delegado del Gobierno para la Canalización del Manzanares, José María del Moral, que ocupó el cargo durante siete años, desde 1965 hasta 1972. Tanto preocupaba la salubridad del río, que Franco creó, al margen del Ayuntamiento madrileño, un organismo autónomo para su gestión, y él mismo designaba directamente, por decreto, la persona que lo dirigía. "Al Ayuntamiento de Madrid no le sentó nada bien que se creara este organismo y se desentendió completamente de los problemas que ocasionaba el Manzanares. Tanto es así, que en los años en que yo fui delegado no me reuní ni una sola vez con el alcalde, Carlos Arias Navarro, a pesar de mantener una buena amistad con él", comenta este hombre de 79 años, que durante el franquismo ocupó cargos muy importantes, como el de gobernador civil en varias provincias y delegado nacional de Prensa y Radio del Movimiento. en la actualidad, José María del Moral jubilado, se dedica en exclusiva a la lectura y al arte culinario en su casa del barrio de Argüelles.
El objetivo del proyecto, explica, era canalizar el río para que el agua corriese perfectamente: "Para lograrlo había que construir esclusas, embalses (se contruyó uno en El Pardo, que todavía existe), depuradoras... Era un proyecto difícil, largo y muy caro. A Canalización del Manzanares se le cedió la propiedad de los terrenos adyacentes al río, que se calificaron como urbanizables para financiar las obras con la plusvalía obtenida. Algo parecido a lo que se ha hecho estos últimos años con el Pasillo Verde".
La idea de construir una playa no fue el único proyecto que se divulgó. Se habló también de deshacerse del río a su paso por la capital, enterrándolo bajo lo que ahora es la M-30.
"El río daba más problemas que, beneficios. Y se pensó construir encima una avenida desde el puente de los Franceses. No era una idea descabellada. Se podía calcular el volumen de agua que podría alcanzar en las máximas crecidas y cuánto caudal podría soportar la entubación, pero finalmente se desechó esta posibilidad", recuerda Del Moral.
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