"Tindaya piuede ser mi mejor obra"
El escultor Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924) renunciará a intervenir en el interior de la montaña de Tindaya, en Fuenteventura, si hay oposición a su proyecto. No renunciará, sin embargo, a la idea y buscará otro emplazamiento adecuado. Chillida afirma que el proyecto, un cubo irregular de 50 metros de lado con dos huecos que salen hacia el cielo y otro que mira al mar, puede ser su mejor obra.Pregunta. ¿Cómo se encuentra después de la polémica que su proyecto de Tindaya ha suscitado en Canarias?
Respuesta. Desilusionado. Lo he pasado mal, sobre todo al leer noticias que venían a insinuar que había algo turbio en mi interés por Tindaya. Aunque he tratado de estar al margen de la polémica, he pasado noches sin dormir y con una úlcera extraña que, afortunadamente, está remitiendo. Me resulta muy duro ver que se me acusa poco menos que de querer quedarme con una mina, cuando yo me he comprometido a donar, la obra a Canarias y no quiero cobrar nada. Sólo he aceptado cobrar los billetes de avión que utilice para trasladarme a las islas y eso, por insistencia de las autoridades canarias.
P. ¿Ha reconsiderado su decisión de renunciar al proyecto?
R. Veo que hay una posibilidad, pero mi postura sigue siendo la misma. Si hay oposición, renunciaré al proyecto. Eso está claro. No quiero, ni puedo ir contra la voluntad de los canarios. Sería una locura por mi parte. Tengo además, la experiencia de la obra que coloqué en Vitoria. Allí pasó algo parecido. Había cierta oposición, pero al final nos metimos porque hubo una reacción fuerte de apoyo. Total, que los vecinos han continuado criticando la escultura con el argumento de que les quita la visión de la plaza. Es la única obra pública de la que me he arrepentido, y de ninguna manera quiero que pase lo mismo con Tindaya.
P. ¿No le parece que la existencia de una cierta oposición resulta inevitable?
R. Puede que sí, pero no puedo comprender que se ataque lo que se desconoce. Es una polémica sin sentido porque sólo el ingeniero Antonio Fernández Ordóñez y yo sabemos cómo es el proyecto. Ninguno de los que critican tienen elementos suficientes como para emitir un juicio. Hay problemas porque la gente se asusta de lo desconocido. Y yo me pregunto qué habría sido del hombre si no hubiera buscado lo desconocido.
P. También ha recibido un buen número de apoyos de gente de la cultura. El presidente de Canarias le ha pedido que continúe, quiere que usted exponga personalmente su proyecto.
R. Hemos quedado en seguir con la idea. Empezamos el proyecto hace un año, pero no está acabado del todo. Quiero que se, exponga en Canarias para que todo el mundo pueda opinar con conocimiento de causa. Podríamos también ex ponerlo en Arco y quizá en alguna galería. Yo creo que la maqueta es ya, en sí misma, una obra de arte. .
P. ¿ Irá a Canarias a defender el proyecto?
R. Dependerá de las circunstancias, tengo asuntos anteriores atrasados y no soy un político para andar por ahí haciendo campaña..
P. ¿Cómo surgió la idea de crear una escultura en el corazón de una montaña?
R. Hace muchos años y es una historia larga. Es curioso, porque a veces me da la sensación de que me acuerdo más del futuro que del pasado. Todo surgió a través- de mi relación con Jorge Guillén, a quien conocí cuando yo era profesor de Harvard. Le admiraba mucho como poeta y un día sacó a colación el libro que yo había hecho con Heidegger. Le regalé un ejemplar y cuando lo leyó estuvimos hablando de, la buena caligrafía de Heidegger. En un momento determinado y hablándorne de usted como él siempre hacía me dijo: "Chillida, yo también tengo buena letra". Comprendí, que quería que hiciéramos un libro y empecé a releer su obra. Luego cuando murió quise homenajearle con algo muy precioso. Recordé lo que dice en Más allá de que "lo profundo es el aire" y repetí mentalmente el comen tario que esa idea me produjo primera vez a leí: "Amigo Jorge, eso será suyo pero también es mío porque yo me he pasado la vida buscando en el espacio". Hice entonces seis esculturas granito, pero o trabajándolas por fuera sino desde dentro, tratando de introducir el aire dentro de la piedra.
P. Y hace seis años hizo una obra en alabastro que tituló Mendi huts (Montaña vacía).
R. Eso es, me desperté una noche con la ocurrencia de trabajar directamente en una montaña. Lo expliqué más tarde en una entrevista a una radio francesa y empezaron a llegarme propuestas desde distintos puntos. He visto montañas en Finlandia, Suiza y Sicilia, pero ninguna es como Tindaya.
P. ¿Qué tiene de especial Tindaya?
R. Que es espléndida, surge del mar, tiene una magnífica ubicación, unos fantásticos acantilados de basalto negro y una llanura por delante. Es la montaña ideal, ninguna de las que he visto es comparable a ella. Es posible que haya mejores, pero no están entre las que he visto. Cuando Fernández Ordóñez me llevó a verla me sentí atrapado en mí proyecto.
P. ¿No. previó, las dificultades de la empresa? Otros artistas, como Pomodoro, no consiguieron cumplir su propósito de intervenir en una montaña.
R. Me di cuenta de que tampoco tenía edad para volcarme en un proyecto de esa envergadura. Hubo momentos en los que traté de dejarlo, pero fue inútil porque la idea volvía todas las mañanas. He visto las huellas prehistóricas y hasta me parece haber observado alguna similitud con mi firma en algunas de ellas. Quiero a esa montaña y no estoy dispuesto a hacerle daño.
P. ¿Cree que los grupos ecologistas que critican el proyecto pecan de una visión puramente conservacionista?
R. Me considero un hombre respetuoso con la naturaleza. Proteger la naturaleza es una buena razón, pero no han entendido que mi propósito es justamente salvar a la montaña, salvaguardarla también del daño que le han hecho, por ejemplo, con la cantera. Siempre he pensado que los canteros ignoran probablemente que con su trabajo están metiendo un espacio. En Tindaya, la cantera ahora está cerrada y los trabajadores parados. Pensé que los canteros podrían volver a trabajar, pero esta vez sin alterar la fisonomía de la montaña creando un espacio interior.La solución me pareció estupenda. Se ve que soy un idealista completo.
P. ¿Qué papel juega en el proyecto el carácter religioso simbólico que se le atribuye a Tindaya?
R. Es exactamente un templo como creado en el corazón de la montaña. El único hueco que se va a ver es un mirador orientado al mar y hay miradores verticales dirigidos a buscar las dos luces que iluminan la tierra, pero todavía tenemos que consultar con los astrólogos para lograr la comunicación adecuada con el Sol y la Luna. Cada vez me convenzo más de que el horizonte es inaccesible e imprescindible.
P. ¿Hasta qué punto es totalmente diferente a lo que ha hecho hasta ahora?
R. Es absolutamente nuevo y distinto, algo que me emociona intensamente y aunque no esté bien que yo lo diga es un idea muy buena. Me he volcado completamente en él. Pienso que Tindaya puede ser mi mejor obra.
P. ¿Qué hará si el proyecto no sale adelante?
R. No puedo renunciar a la idea, así que tendría que seguir buscando el emplazamiento apropiado. Me doy cuenta, por otro lado, que voy a cumplir 73 años en enero y que son ya muchos años como para meterme en líos de esta envergadura que me hacen pasar muy malos ratos. Mirándolo fríamente, podría ser el final de la idea.
Babelia
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