No lo puedo evitar

En relación con la columna de don Pedro Schwartz del 1 de junio, El perfecto idiota latinoamericano, confieso que desconozco al chispeante novelista colombiano, al paladín de la libertad-cubana y al corresponsal de Abc en Londres. Sí conozco y admiro la extraordinaria obra, literaria del "senior- (la cursiva es suya). Aunque como, según don Pedro, soy un idiota, no siento idéntica admiración por su trayectoria política. Y como soy un idiota, no soy antifascista-comunista-yanqui, ni anti-nada. Reconozco el derecho, de cada, individuo a ser lo que su intelecto) o incluso sus vísceras le dicten. Lo que no puedo evitar es que me molesten la prepotencia, el sofisma o el doble rasero.Al idiota latinoamericano no le gustan las elecciones libres si hay posibilidad de que las gane la derecha y cree que es en EE UU donde no se respetan los derechos humanos, opina usted. Y recuerdo yo la reacción de la derecha norteamericana cuando unas elecciones libres fueron ganadas por la izquierda en Chile y el golpe de Estado que patrocinó- en este país y que llevó con Pinochet a la cumbre del respeto a los derechos humanos. Muchos idiotas latinoamericanos y españoles creemos que el bloqueo a Cuba no responde a un afán de democratización, sino a que la persistencia de su régimen socialista constituye para la soberbia de los sucesores de Monroe a pain in the ass (la pedantería es mía). Si se ha de combatir a regímenes dictatoriales, injustos, ilegales o irrespetuosos del derecho internacional, pensemos también en ejemplos como Kuwait, Arabia Saudí, Israel, Marruecos... Por cierto, ¿qué pasa con las empresas que invierten en este último país, donde los territorios y bienes expropiados tras su independencia parece ser que ni si quiera pasaron al Estado, sino a la propiedad personal de la Corona? Hoy me entero de que la OEA en pleno aprueba una resolución contra la ley Helms-Burton, que tanto gusta al articulista. A la idiotez latinoamericana habrá que sumar la canadiense, británica y la de muchos otros países-