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Europa, contra las sanciones de EE UU por comerciar con Cuba, Irán y Libia

El pulso que mantienen Europa y Estados Unidos por la decisión de Washington de aplicar sanciones comerciales a las empresas extranjeras que comercien con Cuba y, previsiblemente, con Irán y Libia, no ha variado pese al atentado terrorista cometido contra una base militar estadounidense próxima a Dahrán (Arabia Saudí). El presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, exigió ayer en Lyón, donde asiste a la cumbre del Grupo de los Siete países más industrializados del mundo, la retirada de estas iniciativas.

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Santer insistió en la necesidad de no mezclar terrorismo con comercio, mientras EE UU, que no logra el apoyo de sus socios para aislar económicamente a los países sospechosos de apoyar estos actos, intentó acorralar a Europa recordándole los contenciosos comerciales pendientes entre los dos bloques.El atentado terrorista fue utilizado ayer por Estados Unidos para poner a Europa a la defensiva. En una tensa conferencia de prensa, Jacques Santer se vio forzado a justificar varias veces el mantenimiento del rechazo europeo a la ley Helms-Burton, aprobada en el Congreso estadounidense, y que penaliza a las empresas de terceros países que inviertan o comercien con Cuba, así como el proyecto de ley D'Amato, que prevé hacer lo propio con Irán y Libia. "Es una cuestión de principios", declaró el presidente de la Comisión Europea. La iniciativa, que afecta a un número importante de compañías . europeas, es contraria, dijo Santer, a las leyes multilaterales de comercio. La protesta de Bruselas se produce poco después de que los Quince acordaran en Florencia el pasado fin de semana condenar unánimemente la decisión del Congreso estadounidense.

El contencioso ocupó gran parte de la reunión que mantuvieron el presidente francés, Jacques Chirac, y su homólogo estadounidense, Bill Clinton. La portavoz del Elíseo, Catherine Colonna, aseguró que fue el propio Clinton quien sacó la cuestión. "Tenemos un problema", fue la frase que usó el presidente estadounidense, quien, siempre según la portavoz, intentó justificar la decisión de Washington de seguir adelante con las sanciones a las empresas extranjeras.

El ministro de Asuntos Exteriores francés, Hervé de Charette, criticó, aunque sin citar a EE UU, el hecho de que un país impusiera sanciones especiales a otro, al margen de la institución encargada de mediar en estos contenciosos, la Organización Mundial del Comercio (OMC), de la que son miembros Estados Unidos y todos los países europeos afectados por la aplicación de esas leyes.

La cuestión será inevitablemente debatida en la reunión que celebran hoy los Siete con el director general de la OMC, Renato Ruggiero, y el resto de los responsables de las organizaciones multilaterales, aunque el atentado terrorista dificulta las posibilidades de que Clinton, en plena campaña electoral, muestre alguna flexibilidad en esta cuestión.

Un portavoz de la delegación norteamericana criticó duramente la falta de apoyo europeo para aislar comercialmente a esos países, sospechosos, especialmente Irán, de haber alentado el ataque terrorista que ha costado la vida a 19 norteamericanos y herido a varios cientos. La misma fuente aseguró que Washington contraatacará a sus socios europeos y será más exigente en el cumplimiento de algunos de los compromisos comerciales bilaterales como, por ejemplo, la liberalización del sector de las telecomunicaciones, en la que países como Alemania, Francia y España están retrasados, o la industria audiovisual.

Washington podría también oponerse a la propuesta francesa de incluir en el comunicado final una referencia que vincule los derechos mínimos de los trabajadores con el libre comercio, una iniciativa que apoya la Comisión y a la que Washington no se había mostrado contrario hasta ahora. Japón sí dejó claro su rechazo a ella.

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