Washington empieza a creer en el euro
V. C. / E. G.El euro puede ser algo más que una entelequia. Eso empieza a pensarse en Estados Unidos, donde se hacen ya cálculos sobre las consecuencias de la prevista unión monetaria europea. La incredulidad vigente hasta ahora al otro lado del Atlántico ha dado paso a una cierta preocupación, y del lado europeo se hacen cábalas sobre la actitud que adoptarán los dueños del dólar respecto al euro "Todos los dirigentes de Estados Unidos me dicen últimamente que el curo contribuirá a la estabilidad monetaria internacional y debo creer, por tanto, que apoyarán el proceso establecido en Maastricht", afirmó ayer el presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, al inicio de la cumbre del Grupo de los Siete (G-7).El optimismo de Santer no se corresponde con algunas opiniones norteamericanas. El fundador de la Comisión Trilateral y ex presidente del Chase Manhattan Bank, David Rockefeller, comentó el lunes en París que percibía "una creciente hostilidad hacia el euro" en medios financieros neoyorquinos. Rockefeller señaló que conforme se hacía más verosímil el nacimiento de una moneda europea en 1999, en EE UU empezaba a temerse la posible competencia del euro como moneda refugio. El anciano financiero aseguró que Europa no debía creer a pies juntillas las declaraciones de buena voluntad hechas desde Washington, e indicó que el euro podría ser muy vulnerable si nacía demasiado fuerte o si quedaban fuera de él países significativos, como el Reino Unido.
Una muestra de las maniobras que podrían acompañar al nacimiento del euro fueron los rifirrafes surgidos en Lyón en torno a la paridad del dólar respecto al marco y al franco, las divisas sobre las que se establecerá el valor de la moneda única. El ministro francés de Finanzas, Jean Arthuis, insistió en la tesis europea de que el dólar, pese a haberse revaluado en, torno a un 10% respecto al marco y al franco durante el último año, seguía estando demasiado barato y mermaba la competitividad de los países europeos con moneda fuerte. Arthuis dijo que el dólar tenía todavía "un margen de apreciación" y expresó su deseo de que subiera más. Recordó, asimismo, la "voluntad europea" de que se crearan "mecanismos" para evitar Ia especulación a gran escala" en los mercados monetarios internacionales, cosa a la que se oponen frontalmente Washington y Tokio.
Pero el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Robert Rubin, consideró que las actuales paridades de las principales divisas eran las adecuadas. Y lo mismo opinó el portavoz de la delegación japonesa, para quien el dólar y el yen estaban "correctamente valorados" entre sí y frente a las divisas europeas. Tanto Washington como Tokio opinan que el marco y el franco están sobrevalorados, y que las pérdidas de competitividad que eso implica deben ser atribuidas a las políticas monetarias restrictivas aplicadas en los últimos años.
El presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, no quiso pronunciarse con claridad. Se limitó a constatar que el dólar había subido y se mostró satisfecho por "esa tendencia". "Hay una cierta estabilización monetaria en el terreno internacional, y eso es bueno para todos", manifestó.
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