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Una exposición reivindica la Barcelona moderna frente a la tradicion modernista

La muestra abre el programa del congreso de la Unión Internacional de Arquitectos

Hubo un tiempo, no muy lejano, en que Barcelona, tras el esplendor del modernismo, se sumió en un dilatado letargo del que no despertó hasta las obras olímpicas. Entre uno y otro momento, sin embargo, la ciudad vivió su época de mayor expansión demográfica y urbanística. El arquitecto José Luis Mateo, comisario de la exposición sobre la evolución de la ciudad inaugurada ayer en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), reivindica la arquitectura de esta época, que en su opinión es la que marca el cáracter actual de la ciudad.

Barcelona contemporánea, 1856-1999, que estará abierta hasta finales del próximo año, es una de las dos exposiciones oficiales del congreso de la Unión Internacional de Arquitectos que se celebrará en Barcelona entre el 3 y el 6 de julio.Durante dos años, un equipo encabezado por Mateo en el que figuran especialistas en antropología, demografía, economía, historia y biología ha elaborado el guión de esta exposición, en la que se intenta explicar por primera vez de forma global la evolución reciente de Barcelona. Además de algunas diferencias -"sutiles", según Mateo- respecto a la historia oficial de esta evolución, que tiene en la reivindicación de algunos polígonos de viviendas de los años del desarrollismo su principal exponente, la exposición destaca por su espectacular escenografía y la abundancia de elementos audiovisuales e interactivos.

Límites marcados

Comienza, de hecho, con un mapa del área de Barcelona en el que, al ritmo y sonido de los latidos de un corazón, va mostrándose el crecimiento de la ciudad desde la antigüedad hasta ahora. En este pequeño ámbito inicial hay referencias a la prehistoria y a los factores puramente topográficos y geográficos que definen claramente los límites de la ciudad, situada entre dos ríos -el Besòs y el Llobregat- y entre las montañas de la sierra de Collserola y el mar. Tras esta introducción, se explica el periodo 1856-1939, clave en la evolución de la ciudad. Es entonces cuando se derrumban las murallas, se proyecta el Eixample, se desvirtua por la especulación del suelo este ordenado trazado diseñado por Ildefons Cerdà, estalla la Semana Trágica y se planean proyectos "utópicos" para rehacer el barrio antiguo.Tras la guerra civil, y después de mostrar los estragos de los bombardeos sobre la ciudad, el "cautivo y desarmado" del bando de Franco da paso al área más original de la exposición. Ésta, escenificada como un túnel, va mostrando con fotografías y planos la masiva llegada de inmigrantes y su instalación en los diversos barrios de chabolas que proliferaron durante la posguerra. La creación de los primeros polígonos de viviendas que sirvieron para acoger a toda esta población y, en algunos casos, su reivindicación como intento de racionalizar el caos urbanístico de la época, o la continuada construcción de edificios racionalistas que enlazaban con el Movimiento Moderno en diferentes puntos de Barcelona, van acercando al espectador a la Barcelona actual. Un camino que lleva a las reivindicaciones vecinales de la transición, los primeros planes urbanísticos y la reciente historia con los nuevos espacios públicos de los ochenta, las obras olímpicas y las infraestructuras viarias de los noventa.

Planos, maquetas, fotografías, gráficos, pirámides de población, fragmentos de películas de la época, audiovisuales de animación realizados con ordenador, montajes interactivos, vídeos con entrevistas a arquitectos e historiadores, collages y objetos son algunos de los elementos que configuran los aspectos visuales de la exhibición.

"Ésta es una exposición de autor, en el sentido de que Mateo hace una lectura intencionada y personal de la evolución de Barcelona", comentó ayer Josep Ramoneda, director del CCCB, entidad que acoge y produce, con el patrocinio de la constructora OCP, la exposición, cuyo presupuesto total es de 75 millones de pesetas.

José Luis Mateo, que afirma que su mirada no ha querido ser subjetiva sino rigurosa, considera que los dos ejes conceptuales de la exposición pasan por exhibir tanto la construcción física y arquitectónica de la ciudad como su construcción colectiva a partir de la evolución y características de sus habitantes.

Fenómeno singular

"Un elemento que caracteriza a Barcelona frente a otras ciudades es el papel que tiene la arquitectura como referente social", indica Mateo. "Es algo que ya sucede en el modernismo, cuando la burguesía intenta afirmarse a través de la arquitectura, y que sigue pasando en los años cincuenta, sesenta y setenta con las reivindicaciones vecinales, y más tarde, en los ochenta. Creo que este fenómeno es algo singular porque en Barcelona la arquitectura forma parte de la vida cotidiana de la gente". También destaca, sobre todo, el carácter moderno de Barcelona. "Es una ciudad que se ha hecho en los años cincuenta y sesenta; ésta es nuestra tradición, nos guste o no".En opinión de Mateo, la exposición muestra el carácter continuista de la evolución de la ciudad. El principal hilo conductor sería la tendencia de ésta a expandirse hacia el interior. Es lo que enseña una gran fotografía aérea en la que se ve claramente que la sierra de Collserola en estos momentos es como una frágil cola de dragón que separa débilmente la Barcelona central y las ciudades y pueblos del área metropolitana. "El gran reto ahora es ver cómo puede dominarse esta fuerza incontenible que intenta saltar por encima de las montañas sin ningún tipo de control urbanístico", señala Mateo.

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