Carmen Rico-Godoy: "Reincidir es salvarse"
'La costilla asada de Adán', un alegato contra el matrimonio
"La reincidencia es un recurso vitalista" dice Carmen Rico-Godoy. Y no cualquier reincidencia, que cualquiera lo sería, sino precisamente la del matrimonio, uno de los temas que vertebran este alegato -en contra- que es La costilla asada de Adán, publicado por Temas de Hoy. "Yo soy una reincidente" dice Carmen Rico-Godoy, "y defiendo el tropezar en la misma piedra porque lo peor es el miedo al miedo".
Para la periodista "es muy mediterráneo, mejor, muy español, el estar convencido de que por mil razones no se debe hacer algo, y, sin embargo, hacerlo igual. Y ahí puede estar el desastre total o la salvación". "La reincidencia es un recurso vitalista. La vitalidad no tiene nada que ver con la inteligencia ni con el razonamiento. Afortunadamente, no tiene explicación", dice.Es muy fácil identificarse con estas "costillas asadas" de Adán, las mujeres que pueblan el libro de Carmen Rico-Godoy. Esta escritora que afiló el estilete de su humor en el mejor columnismo que se ha hecho en este país, y que lo ha probado después en novelas que fueron éxito en el cine, como Cómo ser mujer y no morir en el intento, o Cómo ser infeliz y disfrutarlo, por primera vez escribe historias no tan cómicas. Más bien dramáticas. "Cuando escribí los otros libros me reprochaban con mucha razón que me ocupara de mujeres muy burguesas. Y yo decía que me encontraba incómoda haciendo la parodia de las otras, las del mundo proletario. Siempre me apeteció escribir sobre ellas, pero no me atrevía porque creo que no tiene ninguna gracia es más bien bastante dramático. Éste ha sido el reto, en el fondo estaba bastante hasta el gorro de ciertos medios sociales. Ahora me interesan estas otras mujeres que luchan contra los elementos sin casi nada a favor, sin una educación, una cultura, una información suficiente. Tienen que ir descubriéndolo todo, con toda dificultad. Se sienten vapuleadas por el destino, flotando en un mar de datos que no pueden organizar".
Dice que le inspiran ternura, "por eso no es un libro cómico, al contrario, es bastante terrible. Pero la vida es seria. El humor también es bastante serio. Por ejemplo, se hacen cosas a cuenta de los travestis, pero, si te llegas aI fondo de la historia, ya no es tan divertido". Carmen Rico llega al fondo de la historia en uno de los mejores relatos del libro, que es también "un homenaje al lenguaje de los andaluces, con el santoral tan completo, con esa riqueza de matices y de gracia y de alegría, detrás de la cual, al final, aparece la tragedia".
No son grandes tragedias éstas de Carmen Rico. Más bien se inscriben en las de la vida cotidiana, dramas que producen la humillación y la desilusión de cada día. Como periodista, Rico-Godoy pone en solfa lo que pasa en los palacios. Aquí ha bajado a las cabañas, a los bloques de extrarradio, y allí se ha encontrado, humeantes, crujientes de pequeños dolores, estas costillas asadas. "Los periodistas salimos al exterior con los ojos y los oídos abiertos, nos fijamos en lo que la gente hace y piensa, aunque no tenga foto en los periódicos. En realidad, son historias importantes, insustituibles, que sólo a veces afloran en las páginas de sucesos, y casi nunca dan para tanto. Pero mató o no mató a su marido, te puede preguntar el redactor jefe. No, pero... mira, entonces no interesa. En un libro de cuentos, sí interesa".
El tema de la decepción amorosa tras el matrimonio y la convivencia marca las historias: "Es el destino de las mujeres", dice Rico-Godoy, "enamorarnos perdidamente y luego desenamorarnos a golpe de disgustos. De pequñas nos enseñan que el amor es el único cauce por el que transcurre la felicidad. Y luego nos damos cuenta de que no, que la vida es otra cosa. Pero eso tenemos que descubrirlo".
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