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Baltalla campal entre España y la CE por la contalbilización del déficit

Xavier Vidal-Folch

España, apoyada por los comisarios europeos Manuel Marín y Marcelino Oreja, entabló ayer una babilla campal con el responsable de Asuntos Monetarios de la Comisión Europea (CE), el francés Yves-Thibault de Silguy. Motivo: el desacuerdo con la contabilización del déficit público. Al final se Regó a una componenda. El informe de primavera que se publica hoy incluirá dos cifras distintas de déficit en 1995: el 6,2% y el 5,8% del PIB, a la espera de que Bruselas verifique en un mes esta última.

El informe consignaba un déficit público del 6,1% (ver EL PAÍS de ayer) para 1995, tres décimas superior al 5,8% con que el Ministerio de Economía y Hacienda cerró el presupuesto de 1995, ¿Acaso España había ocultado partidas de déficit?. No. A Bruselas habían llegado dos cifras distintas. El 5,8% del ministerio y el 6,16% elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), pero también asumido y enviado por el ministerio, en evidente descoordinación consigo mismo. Las tres décimas suponen una diferencia de más de 200.000 millones.

Y De Silguy escogió la cifra más abultada: "Así se disimulan los mediocres resultados de Francia", interpretaba un alto funcionario de la Comisión. Los técnicos de Silguy se justificaban por el "recelo de que, a poco más de un ejercicio computable para decidir quiénes accederán a la moneda única, los países miembros truquen sus cuentas públicas para cumplir mediante artificios contables las condiciones de convergencia" requeridas para ello. Otro alto funcionario de la Comisión atribuía la pelea a "motivaciones técnicas".Pero ¿por qué las dos cifras españolas discrepaban? Porque desde el inicio de 1994 se implantó el Sistema Europeo de Contabilidad (SEC), a efectos de armonizar los criterios de los Quince para el procedimiento de déficit excesivo. Este procedimiento vigila, año a año, a quien supera el techo de déficit comprometido en Maastricht (3% del PIB). Verifica si sigue la senda virtuosa del tratado y castiga a quien incumple los objetivos de su propio programa de convergencia, perdiendo, por ejemplo, el fondo de cohesión de un año. El SEC es un plan contable basado en el devengo: se registran los ingresos no cuando se efectúan, sino cuando se establece el derecho a recibirlos; se contabilizan los gastos en el momento en que se asume su obligación, no cuando se abonan.

Hasta 1994, España usaba un sistema mixto: de devengo en todas las partidas, salvo en Seguridad Social, para la que se utilizaba el principio de caja, que registra los ingresos y los pagos en el mismo momento de efectuarse. En el primer año del nuevo sistema, 1994, se produjeron discrepancias entre los resultados de las dos cuentas, la realizada por el sistema mixto y la elaborada con arreglo al SEC: ésta arrojaba menor déficit, puesto que algunos ingresos computados -sobre todo cotizaciones a la Seguridad Social- no llegaron a entrar en caja. España consultó a Bruselas si, para curarse en salud, debía realizar una provisión especial (previendo menos ingresos, por si acaso). La Comisión respondió que de ninguna manera, que había que seguir estrictamente el criterio del devengo del SEC.

Siguiendo ese nuevo modelo, el déficit de 1995 es del 5,8%, reitera Hacienda. Pero el propio ministerio y el INE conservaron también el viejo sistema mixto, para no interrumpir las series estadísticas históricas. La aplicación de dicho sistema arroja un déficit mayor que el del SEC, un 6,16% para 1995. Ambos guarismos fueron enviados a Bruselas. Silguy escogió el 6,16% y lo incorporó a su informe. El Gobierno español reaccionó ayer contundentemente. Y los distintos gabinetes de los comisarios se reunieron ayer para deshacer el entuerto.

El pacto resultante estriba en que en el informe sigue figurando el 6,16% (se redondea hasta el 6,2%), pero se incluye también -con asterisco a pie de página-, el 5,1 %. Esta esquizofrenia se resolverá en un mes, cuando se diriman las discrepancias técnicas entre ambas partes. "Lo que ha quedado claro es que se trata de un problema técnico-estadístico, producto de la transición al sistema armonizado y que no es consecuencia de un deslizamiento presupuestario", indica la Comisión. En cualquier caso, no hay lugar a la suspensión del fondo de cohesión. España recibirá este año de él 190.000 millones de pesetas.

El informe de primavera consignará también las previsiones. Augura un déficit a final de 1996 entre el 4,8% y el 5% -el objetivo del programa de convergencia del Gobierno González, asumido por el Gobierno Aznar, es del 4,4%- y del 3,7% en 1997, contra un objetivo del 3% del PIB, el mismo de Maastricht. Es un nuevo acicate a la reducción del gasto.

Kohl pasa revista a los comisarios

El canciller alemán, Helmut Kohl, acudirá hoy a Bruselas para intervenir en una reunión insólita en la historia comunitaria, en la que se encontrará con los 20 miembros de la Comisión. No es extraño que un jefe de Gobierno se reúna a almorzar con el colegio: lo han hecho también reinas y reyes. Más infrecuente es que -Felipe González y Édouard Balladur han tenido esa ocasión-, antes del almuerzo mantenga una "sesión de trabajo" con los comisarios durante una hora. Pero lo que no tiene precedente es que una reunión de este género venga precedida de una advertencia del gabinete de la presidencia -que encarna Jacques Santer- estimulando a sus colegas a que tengan al día, preparados, sus respectivos expedientes, en estado de revista. Ni tampoco que por ese motivo se traslade la reunión semanal. de la mañana a la tarde del miércoles. Santer pretende con ello cargarse de razón ante la descortés alusión que Kohl le dirigió en la cumbre de Madrid, donde aseguró que algunos de los comisarios no trabajan eficazmente.No hay orden del día prefijado, aunque se hablará de la unión monetaria, de la reforma de Maastricht y de la ampliación a la Europa del Este. El invitado escoge el tema y "éste resulta imprevisible", recuerdan fuentes de la Comisión. El portavoz aseguró ayer que la visita "no está vinculada" al debate del polémico y sombrío informe económico que hoy aprobará el ejecutivo. Pero muchos apuestan a que será el centro del debate.

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