Bandidaje agrario
LUIS ATIENZA deja la cartera de Agricultura con un éxito que, con prudencia, él mismo ha relativizado. Y es que el Gobierno francés se comprometió ayer ante el Consejo Europeo de Agricultura, reunido en Luxemburgo, a acelerar las indemnizaciones a los agricultores y transportistas españoles afectados por los últimos ataques al norte de los Pirineos contra camiones cargados de fresas. Más importante todavía: el ministro de Agricultura francés prometió que su Gobierno usará sus fuerzas de seguridad para proteger los convoyes españoles y perseguir y castigar a los agresores. Muy justo y absolutamente necesario, por desgracia. Aunque la satisfacción española no será completa hasta que esas buenas intenciones se confirmen.Todos los años, campesinos franceses se convierten durante unos días, semanas o meses en bandidos de carreteras que asaltan camiones españoles y destruyen sus cargas de frutas u hortalizas. Resulta difícil aceptar que, en un Estado como el francés, unos grupos fáciles de identificar salgan siempre impunes de sus reiteradas actuaciones delictivas. Sabido es que los Gobiernos franceses, de derechas o de izquierdas, temen enfrentarse a unos movimientos campesinos organizados. Pero ello no puede evitar la irritación de la opinión pública española ante la bula de la que parecen disfrutar para violar las leyes de Francia y sus acuerdos internacionales.
La pasividad de las autoridades franceses ante tales tropelías ayuda bien poco a la necesaria confianza de los ciudadanos de uno y otro país en los intereses y objetivos comunes en el seno de la Unión Europea. El primer síntoma de la desconfianza ante el principal socio comercial de España han sido los llamamientos de los últimos días a un boicoteo de las exportaciones francesas a España. Precisamente porque las represalias pueden ser un paso hacia la escalada en el enfrentamiento comercial y casi nunca afectan de forma directa a los responsables de los atentados contra las exportaciones españolas, es imprescindible que la policía francesa garantice la seguridad de las mismas. Y para ello ha de cumplir con el compromiso contraído ayer en Luxemburgo de reprimir con efectividad a los campesinos convertidos en salteadores de caminos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Opinión
- V Legislatura España
- MAPA
- Conflictos diplomáticos
- Política exterior
- Francia
- Relaciones económicas
- Gobierno de España
- Europa occidental
- Ministerios
- Legislaturas políticas
- PSOE
- Ganadería
- Europa
- Gobierno
- Relaciones internacionales
- Agricultura
- España
- Administración Estado
- Relaciones exteriores
- Partidos políticos
- Finanzas
- Política
- Agroalimentación
- Administración pública