Gran Bretaña retira su amenaza de represalias por el vacuno
Dos pasos adelante y uno atrás. La táctica produce desconcierto pero el Gobierno británico parece encontrarle ventajas insustituibles a la hora de manejar la crisis provocada por la enfermedad de las vacas locas. A las amenazas de represalias contra la Unión Europea, anunciadas veladamente el lunes, le siguieron ayer las indicaciones del primer ministro, John Major, de que el Reino Unido continuará como hasta ahora presionando a sus socios para que levanten la prohibición de exportar vacuno británico. En un clima de mayor optimismo sobre un próximo fin del embargo, Major se limitó a mencionar, en la Cámara de los Comunes, la posibilidad de abordar "otras opciones" si la Comisión no da marcha atrás en un plazo razonable. Pero el primer ministro descartó completamente la eventualidad de retrasar los pagos semanales a Bruselas como se había mencionado en sectores euroescépticos.La caída en picado de las ventas de vacuno en el mercado nacional -su consumo experimenta más intensamente que en el resto de Europa una tendencia a la baja en los últimos cinco años-, y la imposibilidad de exportarla al resto del mundo, ha tenido un impacto definitivo en el sector. Ayer, la Asociación Internacional de Comercio de Carne dió publicidad a sus quejas regalando carne de vacuno escocés frente al palacio, de Westminster, en Londres.
Buena prueba de los vaivenes de Londres la dio ayer el ministro británico de Agricultura, Douglas Hogg, que se entrevistó en Bruselas con el comisario Franz Fischler. Hogg restó importancia a las amenazas de los últimos días y se mostró confiado en una inminente suavización del embargo decidido por la Comisión Europea. Afirmó también que en su encuentro con el comisario de Agricultura no se había entrado en detalles sobre el número de animales a sacrificar. Al principio de la crisis se mencionó la cifra de cuatro millones de cabezas y el muy influyente Financial Times señaló el lunes que no pasarían de 40.000 reses. Fischler se mostró menos optimista y dejó claro lo que no se ha cansado de reiterar Bruselas: el embargo no se tocará hasta que Londres no presente un plan de control y erradicación de la enfermedad. Poco a poco se va imponiendo la idea que persigue el Reino Unido: que la Sola presentación del plan bastará para que se levante o se mitigue el embargo, lo que supondría tanto como tomar esa decisión en base a las presiones políticas y no a la eliminación de la enfermedad.
Por otra parte, el Consejo de Ministros de Consumo de la UE, destacó ayer, en Luxemburgo, la necesidad de reforzar los controles sanitarios sobre los alimentos para evitar que se reproduzca una crisis como la creada por las vacas locas.
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