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La Conferencia Internacional de Donantes asegura el dinero necesario para reconstruir Bosnia

Xavier Vidal-Folch

Bosnia afronta ya con visos de seriedad su primer año de reconstrucción. La segunda Conferencia Internacional de Donantes recolectó ayer algo más de los 1.200 millones de dólares (150.000 millones de pesetas) necesarios para los proyectos de rehabilitación de 1996, y 55 países y 19 organizaciones internacionales se comprometieron en firme a aportarlos. Los problemas ahora son la celeridad en ejecutar programas y el obstáculo que supone Radovan Karadzie.

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Dayton supuso el fin de la guerra. Bruselas II posibilita construir la paz. "Hoy Bruselas sólo da buenas noticias". El pesimista mediador internacional Carl Bildt resumía así la satisfacción de los asistentes. "La tarea de hoy está cumplida", añadía el comisario europeo Hans Van den Broek. "Hemos superado el objetivo [en 30 millones de dólares], lo que es un éxito de la comunidad internacional y un apoyo al liderazgo del primer rninistro bosnio, Hasán Muratovic", indicó el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn. "Nuestras expectativas se han satisfecho", sentenció el bosnio.

Los 1.230 millones comprometidos se suman a los 600 millones recolectados en diciembre en Bruselas I. Suman casi 230.000 millones de pesetas, algo más de la cantidad indispensable en 1996 para levantar el país, dentro de un objetivo de 5.100 millones de dólares (637.500 millones de pesetas) necesarios hasta 1999.

Una cifra prudente si se considera que los daños de la guerra se evalúan en 80.000 millones de dólares, 447.000 hogares han sido destruidos y sólo un 20% han quedado a salvo, mientras que el 60% de las industrias desaparecieron o quedaron inutilizadas", recordó Muratovic. La renta per cápita bajó a la cuarta parte y la producción industrial al l0%; el desempleo alcanza al 75% de la población; el 80% necesita ayuda humanitaria internacional para sobrevivir; casi 300.000 soldados serán desmovilizados en los próximos meses, y cerca de un millón de refugiados se esparcen por Europa, contabiliza el Banco Mundial.

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Estas cifras, la sangrante memoria de la guerra y el temor a que los acuerdos de paz de Dayton se pierdan por falta de combustible financiero, aflojaron los bolsillos, "de la forma más seria que se ha visto nunca", testimoniaba un veterano diplomático español. El dinero, en múltiples programas coparticipados por locales y contribuyentes, fluirá hacia tres prioridades: vivienda y alojamiento de refugiados y desplazados (lo que creará empleo inmediato), necesidades sociales perentorias e infraestructuras.

Queda por resolver la lucha contra el tiempo. "Un dólar de hoy vale más que seis dentro de pocos rneses", repetía el Banco Mundial. Aunque de los 600 millones comprometidos en diciembre "ya se ha desembolsado el. 75%", como indicó Van den Broek, las complicaciones de "la actual organización y sus procedimientos han provocado que sólo el 6% haya sido invertido", alertó Muratovic.

No es que se pierda por el camino. Es que cada agencia responsable de un proyecto necesita tiempo para ejecutar su presupuesto. Más aún porque todos exigen transparencia en la gestión, algo razonable, pero lento. Con el riesgo de que la situación se pudra. Y que llegue el horizonte de la retirada de las tropas de Ifor, a fin de año, sin progresos. "No estamos al final, ni al principio del final, pero quizá nos hemos acercado al final del inicio de nuestros esfuerzos por reconstruir Bosnia", advirtió, parafraseando a Churchill, el viceseretario del Tesoro norteamericano, Lawrence Summer.

El otro problema es político: teóricamente la ayuda a la reconstrucción se condiciona al cumplimiento del acuerdo de Dayton, incluida la entrega de los criminales de guerra. Todos lamentaron la ausencia del primer ministro serbiobosnio, Rajko Kasagic, forzada por el extremista Radovan Karadzic.

Pero muy pocos fueron drásticos vinculando ayuda económica y captura de criminales. Lo fue el ministro holandés Jan Pronk: "No daremos un florín a los actuales dirigentes". La mayoría prefería acogerse a la promesa del líder bosnio de que la ayuda también irá a la población serbobosnia, sin discriminaciones, y a "aplicar la condicionalidad de forma realista para que el frágil proceso de paz no descarrile", como subrayaba el secretario de Estado español Miguel Ángel Carriedo. O sea, jugar con el palo y la zanahoria, estimulando a Bruto (Kasagic) para que apuñale (entregue) a César (Karadzic). O así.

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