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Rusia firma un tratado de integración con tres antiguas repúblicas soviéticas

Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, firmó ayer con sus homólogos de Kazajstán, Kirguistán y Bielorrusia un tratado para intensificar la integración entre estos cuatro países descendientes de la Unión Soviética. La firma de este documento, que teóricamente debería reforzar los vínculos entre los cuatro miembros de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), ha sido objeto de una amplia ofensiva propagandística por parte del Kremlin.

"La comunidad que estamos creando será más firme que un imperio", afirmó ayer Yeltsin, que, con vistas a las elecciones presidenciales, trata de privar de argumentos a los nostálgicos de la imagen de poder asociada a la superpotencia soviética. El principal rival electoral del presidente, el líder comunista Guennadi Ziugánov, acogió ayer con satisfacción la firma del tratado, y prometió que la Duma Estatal (la Cámara baja del Parlamento) lo ratificará.El documento firmado, que será seguido el día 2 de abril por otro tratado bilateral entre Rusia y Bielorrusia, contrasta con los nubarrones que se ciernen sobre el tratado de amistad y cooperación entre Rusia y Ucrania, cuya firma posiblemente será pospuesta de nuevo ante las persistentes diferencias entre Moscú y Kiev sobre la Flota del Mar Negro y sus bases en la península de Crimea. Representantes de alto nivel de Rusia y Ucrania hacían ayer intentos de última hora por salvar la visita oficial de Yeltsin a Kiev, prevista para el día 4.

Problemas con Ucrania

El jueves, Yeltsin admitió la posibilidad de demorar, una vez más, la visita oficial (pospuesta durante 18 meses) a Kiev si no se llegaba a un acuerdo sobre la flota. En Moscú, el viceprimer ministro Alekséi Bolshakov reconoció ayer a la agencia Itar-Tass que ninguno de los tres documentos relativos a la Flota del Mar Negro estaba ultimado.

En la localidad de Tisovets (en la zona ucrania de los Cárpatos) los ministros de Defensa de Rusia y Ucrania tampoco habían logrado acercar las posiciones sobre los temas espinosos de la flota y la península de Crimea. La esencia de las discrepancias es que Ucrania quiere mantener su flota nacional en Sebastopol, mientras Rusia insiste en que toda esa histórica ciudad sea considerada como la base de la flota rusa en el mar Negro.

La crisis de las relaciones ucranio-rusas no impidió que el champaña regase ayer en el Kremlin la firma del Tratado para Profundizar la Integración en el Campo Económico y Humanitario, un título tras el que hay un documento de 28 artículos, válido para cinco años, que prevé la creación de un mercado común de bienes, servicios, capital y trabajo, así como la puesta en marcha de sistemas de información, energía y transporte conjuntos, coordinación de la política de precios, industrial, agrícola y social.

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El acuerdo prevé también la creación de un consejo intergubernamental de presidentes, así como de primeros ministros y ministros de Exteriores, un comité de integración de carácter permanente con su propio presupuesto y un comité de jefes de los parlamentos nacionales.

Al margen de los resultados prácticos que produzca el nuevo nivel de integración de los cuatro Estados firmantes, éstos han constituido de hecho una especie de núcleo euroasiático de los partidarios de una mayor integración. Yeltsin dijo, ayer que el tratado está abierto a todos los Estados que lo deseen, y que es posible que en el futuro se unan a él "los países del Báltico y tal vez Bulgaria". La profundidad de la integración en el marco de la CEI puede ser diferente, y el sistema de colaboración debe recordar la colaboración entre los Estados de la Unión Europea, según dijo Yeltsin.

Alexandr Lukashenko, presidente de Bielorrusia, el partidario más ardoroso de la integración, expresó su esperanza de llegar algún día a formar un "solo Estado", lo que, según dijo, sería "un gran bien" para Bielorrusia. No opina así el Parlamento bielorruso, que ayer dio el visto bueno al acuerdo bilateral, pero insistió, por 157 votos a favor y 5 en contra, en mantener la soberanía del Estado y la integridad territorial, la igualdad de derechos y la no interferencia en asuntos internos. Los diputados bielorrusos rechazaron la propuesta comunista de denunciar los tratados de disolución de la URSS.

Fuego amigo

Los militares rusos aseguraron ayer que una bomba que mató al menos una decena de civiles y un número no especificado de soldados rusos en el pueblo checheno de KatyrYurt el pasado jueves había caído "por casualidad" como resultado de un "lanzamiento no autorizado". Los representantes militares "presentaron sus disculpas por lo sucedido".El centro de prensa de las tropas federales en Chechenia explicó a Itar-Tass que la aviación rusa tenía la misión de bombardear las posiciones de los guerrilleros chechenos en e1pueblo de Orejovo, que está muy cerca de KatyrYurt. Sin embargo, un portavoz de las autoridades promoscovitas chechenas calificó de provocación la caída de la bomba y subrayó que el pasado día 24 Katyr Yurt había firmado un acuerdo con las tropas federales mediante el cual se comprometía a no albergar combatientes independentistas a cambio de que los militares respetaran el pueblo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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