La culminación de un proyecto artíistico

El Instituto de Crédito Oficial (ICO), una de las entidades financieras de nuestro país que se ha dedicado con más acierto y entusiasmo al patrocinio artístico, presenta ahora el lo cal que ha acondicionado para la exhibición permanente de sus colecciones. Emplazado en la calle de Zorrilla, número 3, limítrofe con la parte trasera del Congreso y perpendicular con la del tea tro de la Zarzuela, se trata de un lugar céntrico, lo que facilitará el acceso público. Lo que allí podrá contemplar el eventual visitante merece, desde luego, la pena, pues los fondos artísticos del ICO tienen tres ejes poderosos: el primero, consistente en la Suite Vollard, de Pablo Picasso, una de las series de grabados más significativas, valiosas y apasionantes entre las que produjo el genial artista, y que, además, aquí se muestra completa, lo que es muy poco habitual; el segundo, una selección de obras del arte español actual, cuya nómina de autores es elocuente por sí misma, pues en ella están representados Esteban Vicente, José Guerrero, Albert Ràfols Casamada, Francisco Farreras, Alfonso Fraile, Luis Gordillo, Eduardo Arroyo, Darío Villalba, Juan Navarro Baldeweg, Andrés Nagel, Víctor Mira, Alfonso Albacete, Carlos Alcolea, Guillermo Pérez Villalta, Carlos Franco, Manolo Quejido, J. M. Broto, Frederic Amat, Ferrán García Sevilla, M. A. Campano, José María Sicilia, Miquel Barceló, Jaume Plensa, Darío Urzaiz, etcétera.El tercer eje, por fin, es el que, con el título de Una colección de escultura moderna española, reúne, en efecto, una muy completa selección de piezas de pequeño formato, acompañadas de dibujos de cada uno de los autores presentes, entre los que se encuentran Manolo Hugué, Julio González, Pablo Gargallo, Picasso, Gris, Torres García, Alberto, Miró, Dalí, Óscar Domínguez, A. Ferránt, Granell, Oteiza, Chillida, Palazuelo, Tàpies, Chirino, Alfaro, Antonio López, Julio López, Adolfo SchIosser, Eva Lotz, Susana Solano, Francisco Leiro, Juan Muñoz, etcétera. En este caso, como se puede comprobar, se abarca todo el siglo y, además, con muchos de los nombres más relevantes y representativos. De manera que, sumando estos tres ejes, el visitante puede no sólo obtener una muy amplia información del arte español contemporáneo, sino también tres formas diferentes de considerarlo.

Por lo demás, no puede pasar desapercibido lo que ha significado esta acción del ICO como culminación de un proceso global, lo que no suele ocurrir, ni por asomo, en nuestro país, más dado al oportunismo, la improvisación y las modas. Es por ello una lástima que no se haya podido contar, por falta material de tiempo, con las esculturas de Picasso que generosamente ha financiado la entidad con destino a la colección del Reina Sofla.