García de Cortázar explica que la paz mundial esconde 200 guerras desde 1945
El autor publica en dos volúmenes 'Historia del mundo actual'
Después de los 200.000 ejemplares vendidos de su Breve historia de España, el historiador y jesuita Femando García de Cortázar publica ahora, en Alianza Editorial, un nuevo libro, en colaboración con José María Lorenzo Espinosa. Con el título Historia del mundo actual, 1945-1995, García de Cortázar explica que la paz, como valor histórico en alza desde 1945, no ha impedido las cerca de 200 guerras de "baja intensidad" o regionales, "que juntas suman más que una nueva guerra mundial, con el sacrificio de millones, de vidas".
Fiel a la idea de Voltaire de que el secreto para aburrir es contar lo todo, García de Cortázar, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Deusto, ha tenido que hacer un es fuerzo de síntesis y jerarquía para la obra que ahora publica en dos volúmenes de bolsillo. El primero, escrito antes del éxito de Breve historia de España, lleva el subtítulo Memoria de medio siglo, y el segundo, Imago mundi, incluye textos y fotografías significativos de la época de la "revolución documental". "El hombre ha pasado de ve nerar las ideas a sucumbir ante las imágenes", según García de Cortázar, para quien "la imagen y el documento han sido también instrumentos de manipulación y de orden letal". Entre las visiones de esa época que ya forman parte de la conciencia colectiva figuran la niña desnuda que corre tras una explosión de napalm, el Che, Picasso, Marilyn Monroe, Salvador Allende en la defensa del palacio de La Moneda o la caída del muro de Berlín.García de Cortázar piensa que entre los historiadores ha existido un cierto desprecio hacia este periodo, cuya crónica ha sido considerada Iabor de periodistas". "Yo creo que son los historiadores los que deben hacerla", afirma, "y tengo una idea de la historia muy clara y militante: debe servir para actuar en el presente; si no, está condenada a la irrelevancia".Fechas menoresEn su nueva obra, García de Cortázar advierte que en la historia actual no existe una gran fecha ("no tenemos un 1789 o un l9l7"). "La historia, a partir de 1945, es sobre todo conservadora. Más preocupada por su seguridad que por cambiar el mundo. De ahí que la rebelión del 68 o el decenio revolucionario en Latinoamérica sean dos ejemplos de inconformismo ante la apatía global".
La "fechas menores" que destaca el historiador son 1944, con la reunión de Bretton Woods, que sentó las bases del modelo de política económica de la pax americana; 1945, fin de un gran periodo de guerras y comienzo de unas relaciones internacionales totalmente diferentes y pensadas sobre dos variables: evitar nuevas guerras mundiales y favorecer el asentamiento de dos superpotencias, la URSS y EEUU; los años sesenta, donde aparece una conciencia crítica contra la explotación norte-sur y la hegemonía del dólar; 1973, con la subida de los precios. del barril de petróleo y de la rebelión de las materias primas, y 1989, con la caída del muro de Berlín y el cierre, de un gran ciclo "que se ha llamado también siglo XX corto, abierto en 1917 con la victoria bolchevique en Rusia".
España, ningún papel
A la pregunta de qué papel juega España en la reciente historia mundial, García de Cortázar tiene una respuesta muy fácil: "Ninguno". "El único personaje español citado es Franco", dice, " cuya singularidad está en que mantiene a España en un reducto cuando los fascismos ya han sido vencidos en toda Europa". El historiador reconoce el papel de Latinoamérica, por el contrario, como "importantísirno". "Es un gran foco de ideología y de tensión, con un decenio guerrillero que, con enormes equivocaciones, ha hecho valer los valores de la democracia". La teología de la liberación le parece a García de Cortázar otra creación importante, "en la que sí han intervenido españoles".
En su obra, el historiador analiza fenómenos sociales como la lucha feminista y la emancipación de la mujer, la recuperación de los derechos políticos de los negros, la defensa ecológica de la naturaleza o la integración social de los jóvenes". El historiador se sorprende de que la preocupación ecologista no tuviera más publicidad antes de los años setenta, y sostiene que no hay lugar para el orgullo en este periodo de "carrera de armamentos, matanzas bélicas, fracaso en la distribución de alimentos y desigualdad social en educación y sanidad".
Según García de Cortázar, "no estamos al final del progreso, sino al comienzo de una nueva definición más humilde, más humana, mejor dimensionada del progreso, en coordinación con el medio, basada en el respeto al programa de la naturaleza y en la transformación profunda de nuestros hábitos culturales represivos".
Babelia
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