Venecia descubre la pasión de Grecia por Italia
Casi mil piezas preciosas en la exposición sobre la Magna Grecia del Palazzo Grassi
Italia es, para la gran mayoría, sinónimo de Roma por lo que se refiere al arte clásico, pero su patrimonio, de cultura griega es también ingente. Se trata de unos restos, en su raíz monumentales, dejados entre los siglos VIII y I antes de Cristo por los colonos llegados de Creta y de la Grecia peninsular en un movimiento de expansión hacia Occidente, que se extendió hasta la Pe nínsula Ibérica, aunque tuvo en la llamada Magna Grecia y en Sicilia sus exponentes más elevados. El Palazzo Grassi de Venecia inaugura mañana la mayor exposición jamás realizada sobre ese universo.
La muestra incluye cerca de mil piezas preciosas, unas 100 de ellas inéditas, halladas, sobre todo, en yacimientos italianos, para narrar la historia y realizaciones de esa conquista dulce, hecha, más que con las armas, con la fuerza del comercio y la capacidad de sintonizar con las poblaciones locales derivada de la polis. El historiador Giovanni Pugliese Carretelli, presidente del comité organizador de la muestra, atribuye a esa forma de organización, y al efecto liberalizador del alejamiento de las metrópolis el hecho de que fuera en Italia donde se desarrollaron las escuelas de Pitágoras y Parménides, bases del pensamiento europeo.De aquel mundo remoto, plagado de guerras entre griegos, fenicios e ítalos prerromanos, procede la sucesión de bustos, troncos, rostros, en mármol, piedra, bronce o terracota, de todos los tamaños, pero siempre fascinan tes con su media sonrisa primitiva y enigmática, desplegados en largas vitrinas junto a enormes piezas de cerámica, yelmos, armaduras, máscaras de teatro, joyas, diademas, collares o frescos tan famosos como la lápida de la Tumba del Saltador de Paestum.
Su belleza, producto inigualable de una cultura para la cual la belleza era un valor tan sustancial como la verdad o el conocimiento, se mezcla con las imágenes del agua, las góndolas y los palacios venecianos que entran por las ventanas que ha dejado frecuentemente descubiertas Gae Aulenti. Esta arquitecta, decoradora habitual de las manifestaciones del centro de exposiciones de Fiat que es el Palazzo Grassi, ha buscado expresamente ese efecto, para suavizar los muchos problemas que, afirma, planteaba el montaje de esta exposición titulada Los griegos en Occidente. "Había que desarrollar una estructura muy racional y ordenar cronológicamente una gran cantidad de materiales", dice Aulenti, que explica que cada objeto expuesto fue desarrollado en dibujo, a escala natural. En total, el estudio de su colocación ha durado dos años.
Ambiente
Problema mayor ha sido rodear estas obras del ambiente en el que nacieron -las imponentes ruinas y los templos que extasiaron a los viajeros románticos por paisajes meridionales italianos como Selinunte, Siracusa, Segesta, Agrigento o Paesturn- y de su contexto cultural.La solución encontrada es un denominado Atlas que cubre las paredes con prolijas explicaciones gráficas sobre la historia, la arquitectura, las artes marciales, domésticas, decorativas o teatrales de los colonos griegos. El efecto estétíco de los colores amarillo y rojo en que se ha desarrollado el Atlas no es exaltante, y los espacios generalmente amplios del Palazzo Grassi parecen como sofocados por tantas explicaciones que, sin embargo colocan eficazmente un enorme caudal de conocimientos a disposición de un público amplio.
Entre los objetos expuestos destaca el llamado Trono Ludovisi, que, por primera vez, aparece junto a la pieza homónima procedente del Museo de Bellas Artes de Boston, cuya autenticidad se discute desde hace un siglo. El magnífico Efebo de Mozia que abre la exposición, y el de Agrigento que le sigue, son las únicas piezas en piedra de la época que nos han llegado enteras, según indica Angelo Bottini, coordinador de la exposición.
Pugliese explica por qué no están los bronces de Riace, los dos guerreros hallados en la costa de Reggio Calabria, cuya restauración acaba de concluir y que son los dos exponentes más célebres del arte griego en museos italianos. "Estoy convencído de que vienen de la Grecia continental, aunque otros sostienen lo contrario. No fueron hechos en la Magna Grecia y, por tanto, no entran en el ámbito de esta exposición", dice Pugliese.A problemas de conservación y traslado se debe, en cambio, la ausencia de alguna de las piezas señeras del universo considerado, como las cabezas de león que decoraban uno de los templos de Selinunte o la metopa con caballos; en relieve del mismo lugar. Unas y otra se encuentran en el Museo Arqueológico de Palermo, que tampoco ha enviado a Venecia el célebre Efebo de Selinunte. La exposición incluye un ejemplar gemelo de éste, aunque peor conservado, procedente de Castelvetrano.
Hacia el mito y el Oriente
El redescubrimiento del mundo helénico hace furor en Italia, como demuestra la existencia de una serie de proyectos expositivos paralelos o simultáneos al del Palazzo Grassi. Por un lado, el Ministerio del Patrimonio Cultural prepara exposiciones locales para finales de abril sobre el mismo tema de Los griegos y Occidente en algunos de los museos que más han con tribuido a la muestra veneciana y, en concreto, en los de Paestum, Policoro, Nápoles, Taran to y Sibari.Por otro, siguen abiertas en Roma dos exposiciones sobre el mundo helénico en un sentido más amplio. La primera, dedicada a Alejandro Magno en el Palazzo Ruspoli, refleja la realidad y el mito de la gesta del emperador macedonio que llevó a los helenos hacia los confines del Tíbet en el siglo III antes de Cristo, cuando las colonias griegas en Italia habían comenzado ya el declive que desembocó en su destrucción por los romanos. Esta muestra engloba una exquisita colección de objetos de pequeño formato, en la que destaca la urna funeraria de Filipo, padre de Alejandro, y un raro mosaico griego.
La segunda, en el Palacio de Exposiciones, recoge representaciones romanas y etruscas del mito de Ulises, con espectaculares reconstrucciones de grupos escultóricos colosales como el de la gruta de Sperlonga, que mandó decorar el emperador Tiberio. Entre las piezas de esta muestra, destacan las urnas etruscas de alabastro procedentes de Volterra, con escenas de los viajes de Ulises.
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