Los Quince ratifican la prohibición de engordar el ganado con hormonas con el voto británico en contra

Los ministros de Agricultura de la Unión Europea acordaron ayer ratificar la prohibición del uso de hormonas para el engorde de ganado. La decisión, tomada con el voto en contra del Reino Unido, confirma la creencia generalizada de que Estados Unidos y la Unión Europea se encaminan a una guerra comercial por este contencioso.Europa aún está pagando las compensaciones por valor de 100 millones de dólares (12.000 millones de pesetas) que tuvo que otorgar a los norteamericanos en 1991 por esta cuestión. El problema del engorde de ganado con hormonas ha vuelto a la palestra, en gran medida, debido a la torpeza de la Comisión Europea.

Bruselas decidió patrocinar en diciembre pasado una magna conferencia científica sobre el uso de hormonas. Ante la sorpresa de los organizadores, los científicos dictaminaron que el uso de hormonas naturales no es nocivo ni para los animales que las toman ni para los humanos que ingieren la carne tratada con hormonas. Los científicos sí se ratificaron contra el uso de ciertas hormonas sintéticas e incluso alertaron sobre la facilidad de fabricación de estas sustancias.

El dictamen científico ha sido utilizado por Estados Unidos para intentar levantar la prohibición actual que les impide exportar a Europa las carnes hormonadas. El próximo día 27 se reunirán ambas partes en Ginebra para discutir la cuestión.

La decisión de ayer hace impensable que se pueda llegar a ningún acuerdo en esas consultas, por lo que se da por descontado que finalmente Estados Unidos pedirá la celebración de un panel de discusiones en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para analizar la cuestión. El dictamen de ese panel es vinculante para todas las partes.

El ministro español de Agricultura, Luis Atienza, defendió ayer el mantenimiento de la prohibición. "Hay elementos científicos a considerar, pero también elementos políticos, sociológicos y económicos. Son los consumidores los que van a determinar el equilibrio del mercado de la carne en Europa. Y los consumidores europeos no quieren carne con hormonas. Aunque sean hormonas naturales", dijo Atienza.