Los socialistas empienzan a preparar el ambiente para una legislatura

La legislatura aún no ha empezado y ya hay voces que le ponen un límite de dos años,. El presidente del Gobierno en funciones, Felipe González, prevé que las cosas pueden ir por ahí, según las conclusiones que ha extraído de su conversación con el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. González pronosticó ante los miembros del comité federal de su partido, el pasado viernes que CiU votará la investidura de Aznar, pero "en él Último minuto".

González cree que no habrá pacto de legislatura, sino negociación caso por caso, y que sólo cabe pensaren dos opciones: gobierno de Aznar o nueva cita a las urnas. Pero, las elecciones, precisó, "no son deseables ni buenas".Por respeto a la confidencialidad de una conversación privada, el líder del PSOE evitó reseñar directamente el contenido de su reunión con Pujol del pasado jueves. Aunque por este motivo nunca pone palabras en boca del presidente de la Generalitat, sus compañeros saben que algo tiene que ver lo que se habló en el Palacio de la Moncloa con el análisis del líder socialista sobre lo que va a hacer CiU.

Con estas cautelas, se llama la atención sobre la última y breve intervención de González en la noche del viernes, cuando la reunión tocaba ya a su fin y muchos miembros del comité federal habían abandonado la sede madrileña del PSOE ante el riesgo de perder los trenes y aviones de regreso.

Eran casi las 10 de la noche cuando el líder del PSOE hizo un pronóstico. CiU no hará un pacto de legislatura con el PP, sólo apoyará la investidura y "en el último minuto".

Exceso de confianza

Tanto González como el ministro de Obras Públicas y Transportes, José Borrell, coincidieron en esto y en que el acuerdo no durará más de dos años. El plazo no es casual. Tiene que ver con la fecha en la que se sabrá si España cumple los requisitos de Maastricht. González precisó que está convencido de que ésta será la actuación de los nacionalistas catalanes. A los socialistas les preocupa la posibilidad de que el PP, en esta situación, tenga razones para "hacer victimismo" y pueda verse favorecido. Varios miembros del comité federal alertaron sobre "el exceso de confianza" en el que los socialistas pueden caer.

Subrayaron que el Partido Popular se puede asentar en el poder y, mal o bien, pasarían los años con los socialistas en la oposición. Un dirigente hizo hincapié en que "han demostrado en muchos casos que son muy profesionales y no van a dejar escapar el poder así como así". Otros asistentes recordaron a algunas figuras internacionales que empezaron su mandato en tonos muy grises y el poder les ha consolidado.

Borrell dijo a los informadores que, evidentemente, el PSOE ha perdido el poder y eso es trascendente, por lo que hay que interpretar su alivio como el que pudiera sentir una persona a la que se le diagnostica una enfermedad necesariamente mortal y luego el asunto queda en pulmonía. "¡Claro que nos hubiera gustado ganar!", exclamó.

Tanto el vicesecretario general, Alfonso Guerra, como Ciprià Ciscar, echaron cuentas de los escaños que hubiera logrado el PSOE si Izquierda Unida no se hubiera presentado en las circunscripciones donde sabía con seguridad que no iba a obtener representación, en concreto 13 provincias.

Pero en el PSOE todavía tienen ganas de seguir felicitándose y de proyectar la impresión de que más que perder han ganado. En su primer cónclave tras el 3M, hubo docenas de intervenciones para subrayar el lado feliz del resultado, ensalzar la figura de Felipe González y pedir una felicitación "por unanimidad" a Cipriá Ciscar, responsable de la campaña electoral.

Una anécdota resulta significativa del clima entre los dirigentes socialistas. Ante las múltiples peticiones de los días previos de gente que quería tener el polémico vídeo de la campaña -el del doberman, la marioneta, Aznar y otros dirigentes del PP en blanco y negro frente a imágenes en color de gente feliz- la ejecutiva decidió regalar una copia de la cinta a cada uno de los miembros del comité federal.