Pagar todos para pagar menos impuestos

Tener un sistema fiscal justo pasa por conseguir que paguen todos y todo lo que deben. Será una utopia, pero es la dirección en la que caminan las propuestas de los partidos políticos que quieren ganar estas elecciones. A nadie le gusta pagar impuestos, luego sería mejor ponerlo un poco más fácil. Y mejor repartido. Tanto los expertos como los partidos coinciden en que la gran reforma pendiente es que la carga fiscal se corresponda mucho más con la capacidad económica. La presión fiscal es relativamente baja, pero la soportan menos contribuyentes de los que debieran. El fraude fiscal es la causa. De aquí el debate sobre si reducir los tipos del IRPF aumentará o hundirá la recaudación. Está en juego el mantenimiento de las prestaciones sociales y los servicios públicos, y la posibilidad de que España adopte la moneda única europea.

Una de las medidas más esperadas del nuevo Gobierno es la reforma del impuesto sobre la renta. Si gana el PSOE habrá alguna mejora parcial. Pero si el PP logra la victoria, se promete un cambio paulatino aunque radical.En lo que todos coinciden es en que se ha producido cierto cansancio en un sector mayoritario de los contribuyentes. Precisamente aquellos que tienen sus rentas más controladas. Aunque aún no están procesados todos los datos del IRPF del pasado año, un primer muestreo señala que las rentas del trabajo han aumentado su participación hasta rondar el 80%. Las empresariales y las del capital apenas alcanzan el 10%.

Además, los trabajadores por cuenta ajena declaran unos ingresos medios de dos millones de pesetas, mientras que los empresarios rebasan ligeramente el millón. Hay que tener en cuenta que como rentas del trabajo figuran también, por ejemplo, los sueldos de los consejeros de los grandes bancos; y que las empresas como tales pagan por el impuesto de sociedades. Aun así, el reparto es desequilibrado.El 94,8% de los contribuyentes declara a Hacienda menos de cinco millones de pesetas de renta. Lo que ese grupo reconoce. haber obtenido como rentas supone a su vez el 80% de los ingresos declarados por todos los contribuyentes en este impuesto. Y la recaudación que proporcionan alcanza el 60,1% de lo que Hacienda recauda en total.

Sólo 7.000 contribuyentes (sobre un número global de D millones) declaran rentas superiores a 30 millones. El IRPF es así un impuesto progresivo (pagan proporcialmente más quienes más ganan) pero más que nada sobre las rentas del trabajo. Es también un impuesto que sirve a Hacienda para financiarse a un coste cero. En el último año, las devoluciones han superado los 800.000 millones de pesetas, un dinero que los contribuyentes adelantan durante un año sin que por ello perciban intereses. Dicho de otra forma, las retenciones que se descuentan cada mes de las nóminas, por servicios profesionales o rentas del capital, superan lo que finalmente hay que tributar.

Bajar el impuesto para quienes pagan, adecuar las retenciones y simplificar los procedimientos puede ser lo más aconsejable. Pero no está claro que resulte posible. El alto nivel de fraude fiscal -calculado en tres billones de pesetas- y la necesidad de reducir el déficit público para que España esté desde un primer momento en la moneda única son los principales impedimentos. Fraude hay en el IRPF pero, sobre todo, en el IVA. En este último impuesto se ha demostrado que subir los tipos empeora la recaudación. Está por ver si bajar los tipos del IRPF aumenta los ingresos. Puede ser que así compense menos arriesgarse a que te pillen.