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González sugiere perdonar parte de la deuda marroquí a cambio de desarrollar la zona del Rif

Felipe González dio a entender ayer que está dispuesto a renunciar a parte de la deuda a cambio de que ese dinero se destinase a desarrollar la región más pobre del país, el Rif, al norte de Marruecos. González dejó caer esta idea, en la rueda de prensa con la que concluyó la cumbre hispanomarroquí, "la más fructífera de cuantas reuniones hemos celebrado", aseguró el presidente del Gobierno español tras firmar media docena de acuerdos.

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Una reunión descompensada

El primer ministro marroquí, Abdelatif Filali, quebró una tradición. Acompañó a su huésped en la rueda de prensa, pero su inexperiencia en estas lides le impidió dirigirla con orden. Fue un caos prolongado hasta que González, visiblemente impaciente, empezó a recoger su libreta y su pluma y le susurró al oído: "Creo que tenemos que acabar".Fue el único incidente de los dos días de reunión que, bajo la presidencia de ambos jefes de Gobierno, congregó en Rabat a siete ministros españoles y otros tantos marroquíes. Concluyen así dos años de tensiones en las relaciones bilaterales. Unos roces que, según González y Filali, no se reproducirán.

Para evitar que resurjan anunciaron la creación de un Comité de Enlace, que díspondrá de una línea telefónica punto a punto para prevenir el estallido de crisis bilaterales y, si no lo logra, por lo menos atajarlas antes de que adquieran grandes proporciones. Está por ver si funcionará: el Tratado de Amistad firmado, en 1991 ya contiene mecanismos similares que no se han puesto en marcha por falta de voluntad política.Permisos de residencia

Tampoco se ha aplicado hasta ahora el acuerdo alcanzado en junio pasado entre los ministros de Interior, Juan Alberto Belloch y Driss Basri, para alargar la duración de los permisos de residencia de los 8.000 españoles afincados en Marruecos y de los 80.000 marroquíes, en España. González y Filali anunciaron ayer que, a partir de los cinco años de residencia, el documento ya no deberá ser renovado anualmente.

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Además del crédito de 150.000 millones que se firmó ayer, los marroquíes deseaban que España alivie una deuda que asciende a 242.300 millones de pesetas. Para negociarlo se creó un grupo de trabajo. Sin embargo, González señaló de antemano que "en las conversaciones sobre la carga de la deuda tendremos en cuenta el desarrollo del Norte".

El presidente español sugiere así que seguirá los pasos de Francia, que el 15 de enero renunció a cobrar una parte de su deuda a cambio de que Rabat dedicase una cantidad equivalente en su moneda nacional a fomentar en el Rif cultivos alternativos al cannabis. París también aceptó que otra parte de su deuda sirva para que empresas francesas participen en la privatización de compañías marroquíes.

A pesar del buen entendimiento aparente, sobre Ceuta y Melilla sigue habiendo un diálogo de sordos. Hasta tal punto de Filali aseguró que se había abordado el asunto mientras González dio a entender que no fue tratado. El huésped español reconoció, sin embargo, que había "divergencias de fondo" porque él tiene el convencimiento de que ambas ciudades "forman parte de la integridad territorial" de España. Esto no obsta para que "desarrollemos nuestra relación". La siguiente visita a Marruecos será la que efectuará, después de las elecciones, el príncipe Felipe.La cumbre suscitó críticas por parte del Partido Popular y, sobre todo, de Izquierda Unida. Su cabeza de lista al Parlamento andaluz, Concha Caballero, dijo que los acuerdos alcanzados "son una puñalada por la espalda" al campo y a la pesca. González no suscribió ningún acuerdo agrícola ni pesquero ni podría hacerlo aunque lo desease porque es competencia de la UE.

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