Un artista espectacular
Faltaban tres años para la muerte de Franco y el país estaba preparado para casi todo, excepto para que metieran en la cárcel a Antonio, el bailarín -su profesión, siempre pegada- al nombre, era un apellido ganado a pulso-, por un inoportuno "me c... en los muertos de Cristo" soltado en pleno rodaje televisivo de El sombrero de tres picos. Dirigía Valerio Lazarov, pero eso no le sirvió de eximente, ni tampoco las sucesivas ausencias de bailarines que le obligaban a aguantar el frío en plena plaza del Cabildo, en Arcos de la Frontera.El hombre que mejor ha lucido la seda china, después de Merle Oberon en su etapa de exóticas, fue acusado de blasfemo -un policía municipal le denunció- y enviado a la mazmorra: Franco, de quien era el bailarín predilecto, le indultó, pero el incidente, en tiempos duros para la lírica y para casi todo lo demás, le acarreó cierta aureola de izquierdoso solamente explicable por aquella foto suya marcándose un paso alado en la plaza Roja de Moscú, y por la medalla conmemorativa que la Escuela de Danza de la capital soviética le otorgó en 1966. Pobre Antonio, clamando su fidelidad de toda la vida al régimen franquista. Ni siquiera se tuvo en cuenta, al mandarle al trullo, que era ciudadano de honor por la ciudad surafricana de Johanesburgo desde 1959.
Antonio, el bailarín, ostentaba también un récord de amores imposibles con mujeres que, por diversos motivos, nunca le desmintieron: Marisol, Lola Flores, Natalia Figueroa, la duquesa de Alba, Gina Lollobrigida y Ava Gardner. Aunque el reportaje que levantó pólvora fue uno que le hicieron en su mansión marbellí con su amigo, el cantautor telúrico Ismael, dotados ambos de impresionantes túnicas.
El éxito de otro Antonio, Gades, y su aparente eclipsamiento -aunque el tiempo se encargaría de demostrar su grandeza-, sumió a el bailarín en cierta amargura, que dejaba escapar en esporádicas declaraciones echando mano del álbum de recuerdos. Todos los honores que recordaba fueron ciertos, todos los aplausos que añoraba los había tenido: fue un artista, espectacular.
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