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El IVAM acoge el diálogo entre los dos grandes escultores del hierro

David Smith, en el centro Julio González

Cinco escultores, Picasso, González, Smith, Calder y Giacometti, protagonizaron hace dos años en Nueva York una de las exposiciones más comentadas, bajo la etiqueta de la edad del hierro. Su responsable, Carmen Giménez, es la comisaria de la antológica de David Smith que ayer se inauguró en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). La primera muestra de Smith en España se exhibe en el centro que no sólo lleva el nombre de Julio González, sino que acoge la mejor colección de su obra. Es una ocasión de oro para asistir al diálogo entre los dos grandes de la escultura en hierro.

Lo dijo ayer en Valencia Cándida Smith, hija del escultor norteamericano David Smith, que se declaró deudor de la aportación técnica de Julio González. Si él contribuyó en 1956 al conocimiento internacional del escultor catalán con su artículo en Art News titulado González: primer maestro del soplete, ahora este último devuelve el favor, al hacer de alguna forma de anfitrión de la presentación en España de la primera antológica dedicada a Smith.Carmen Giménez destacó, por su parte, que en la muestra, del Guggenheim neoyorquino de hace dos años "se hizo" patente que la clave de la escultura en hierro estaba en el diálogo entre González y Smith", uno con una concepción más sagrada y el otro más profana e ironica de su lenguaje artístico, pero igualmente renovadora. Las más de 50 esculturas de David Smith expuestas en la galería más espectacular del IVAM, correspondientes al periodo 1933-1965, se exhiben, como explicó el director del museo valenciano, Juan Manuel Bonet, con una explícita conexión que invita a compararlas con las de Julio González que conforman la colección permanente del centro artístico justo en la galería contigua, a la que ha sido abierto un acceso para subrayar precisamente esa intención.

Es, según Bonet, "una de las exposiciones más importantes en la historia del IVAM". Y también una de las más esperadas. Los paralelismos entre González y Smith van más allá de lo anecdótico -uno trabajó durante la primera Guerra Mundial en la Renault francesa y el otro, años después, en la americana Studebaker-, y se revela con toda su complejidad en esta oportunidad de comparar con detalle la evolución de sus trayectorias.

Nacido en 1906 en Decatur (Indiana) y muerto en accidente de coche en 1965 en Nueva York, David Smith comenzó a realizar sus esculturas de hierro soldado en 1933 y, bajo la influencia de González, de Giacometti, de Kandinsky y de Mondrian, se convirtió en el artista americano más permeable a las propuestas plásticas que venían de Europa. La muestra del IVAM organizada en colaboración con el centro Reina Sofía, de Madrid, donde se exhibirá a partir del próximo mes de abril, repasa la evolución escultórica de Smith, que incorporó planteamientos del surrealismo dentro de su irónico universo de símbolos, con una utilización de la idea del dibujo en el espacio claramente inspirada en Julio González, para pasar después a obras de mayor formato y aliento más clásico y abrir, en su última etapa, una experimentación con el peso y el volumen que se sitúa en las raíces de toda la corriente minimalista que floreció posteriormente.

Para complementar la exposición, el IVAM muestra también las fotografías de Ugo Mulas realizadas durante la estancia de David Smith en Italia, en 1962, que permite al espectador acercarse a la forma de trabajar del escultor y a su mundo plástico.

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