La observación por satélite de la capa de ozono
Cada tres días un satélite, orbitando a 800 kilómetros de altura sobre los polos, cubre toda la superficie terrestre. Los datos que obtienen sus instrumentos son luego una fuente inagotable de conocimientos sobre el medio ambiente terrestre. Son tantos datos que equipos enteros de científicos tienen que dedicarse a su tratamiento, con la ayuda de potentes ordenadores, para poder sacarles jugo. Se trata de conocer lo que está pasando, vigilar el estado del planeta y de extraer conclusiones para futuras acciones. Se trata, en suma, de reemplazar los experimentos de laboratorio y las teorías o hipótesis por medidas hechas por instrumentos físicos.
El satélite es, en este caso, el ERS-2, el segundo de una serie lanzada por la Agencia Europea del Espacio (ESA) para vigilar la Tierra. Con los datos obtenidos por el ERS-1 ya se ha conseguido hacer un nuevo mapa, mucho más perfeccionado que los anteriores, del fondo de los océanos.
No sólo EE UU
Con el ERS-2, lanzado hace nueve meses, se va por el mismo camino de conocer mejor la Tierra pero además uno de sus instrumentos, que no estaba en el ERS.-I, ha servido por lo pronto para certificar que el agujero de ozono existe. Esto puede parecer poco importante, pero hasta ahora medir su extensión y duración desde el espacio dependía de los estadounidenses, con los TOMS, complementados con las medidas hechas desde Tierra, aviones y globos, y en ciencia el contraste de datos es esencial. El nuevo instrumento, denominado Global Ozone Monitoring Experiment (Gome), está especialmente diseñado para obtener columnas del ozono total y también para detectar la cantidades ínfimas de compuestos químicos que terminar provocando su destrucción.El Gome está midiendo también continuamente el ozono sobre el resto del globo, y está buscando ahora indicios de una disminución de este gas protector de los rayos ultravioleta sobre latitudes medias muy pobladas del hemisferio norte, como Europa y Estados Unidos. Datos obtenidos de otras fuentes el año pasado indicaron por primera vez este preocupante fenómeno.
El Gome fue concebido en, el laboratorio alemán del premio Nobel Paul Crutzen, uno de los primeros estudiosos de los procesos naturales o inducidos de destrucción del ozono. Es Alemania también la que ha establecido el centro de proceso de los datos y en su análisis participan grupos científicos de cinco países.
El Gome es un espectrómetro óptico que mi de la reflexión del sol por la Tierra y la capta mediante cuatro telescopios. Su ventaja es que mide la radiación en tina gama continua de frecuencias, con lo que puede detectar prácticamente todas las moléculas interesantes en la química del ozono.
La técnica es la espectroscopía de absorción diferencial, lo que quiere decir que se miden las intensidades de luz solar, reflejada por la Tierra, en diferentes longitudes de onda, por medio de su dispersión por un prisma. La luz absorbida por moléculas presentes en la, atmósfera presenta al reflejarse la falta de las correspondientes longitudes de onda, de donde se deducen el tipo y abundancia de moléculas. El término diferencial se refiere a que los gases existentes en ínfimas proporciones se reflejan en las medidas como pequeños añadidos a las grandes absorciones de moléculas abundantes.
"Cuanto antes podamos reemplazar las conjecturas químicas por las medidas precisas desde el espacio, mejores serán nuestras probabilidades de minimizar el daño causado por el hombre", señala Crutzen.A pesar de estos buenos resultados preliminares, los técnicos de la ESA no las tienen todas consigo. El dinero para la explotación de los dos satélites ERS solo llega a finales de 1997. Para entonces deberían estas aprobados nuevos presupuestos y existe el temor de que éstos no lleguen. Y no todo es perfecto. En diciembre se estropeó uno de los instrumentos del ERS-2, un radiómetro y antes se había estropeado otro, de medida del viento. El ERS-1 sigue funcionando perfectamente.
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