Álvarez Bravo enseña su 'caja de visiones'

Caja de visiones es el título de una fotografía de Manuel Álvarez Bravo, tomada en 1930, y de la antológica de 176 obras que expone a partir de hoy el Museo Nacional Reina Sofía. El autor mexicano, de 93 años, uno de los grandes nombres de la fotografría contemporánea, no ha viajado a Madrid por temor al invierno, pero sigue trabajando en su casa de México. "Los fotógrafos tomamos prestada el alma, no la robamos" declaró. Su esposa, Colette Urbajtel, ha reparado la exposición como una visión global y clara de sus temas. "Nunca le ha encerrado ninguna teoría, ni artística ni política; es un espíritu libre". La muestra será inaugurada hoy por la reina Sofía y Nilda Patricia Velasco de Zedillo.

La antológica abarca obras desde las iniciales en 1924 a las últimas de 1991, con un total de 176 copias en gelatina de plata, técnica preferida por el autor. Algunas se han visto hace 10 años en las salas de la Biblioteca Nacional, de Madrid, y el grueso de la misma acaba de deternerse en varias ciudades. La muestra, organizada por la Embajada de México y el Instituto de México en España, coincidiendo con la visita del presidente Ernesto Zedillo, permanecerá abierta hasta el 4 de marzo.En el comisariado participaron Colette Urbajtel, la historiadora María Eugenia Rabadán y la encargada de fotografía del museo, Catherine Coleman. "Los personajes misteriosos cuando tienen un gran talento son más misteriosos", declaró ayer Colette Urbajtel al referirse a su marido. "Llevo más de 30 años con él y todavía me sorprende". Añadió que el fotógrafo "Vive modestamente y trabajando, con la gente sencilla y en una ciudad que ha cambiado mucho". Álvarez Bravo, prepara una nueva serie, que su mujer no quiere desvelar, y rescata de su archivo algunas fotos inéditas. "Parecen de los años sesenta y sorprende ver que son de los veinte".Colette Urbajtel afirma que el fotógrafo "no se ha sentido riunca surrealista", y comenta que la famosa imagen de La buena fama durmiendo la improvisó por encargo de Breton. "Breton nunca fue amigo, le impresionó su obra y escribió dos textos profundos. Álvarez Bravo no se siente surrealista". Distingue entre el trabajo hábitual de fotógrafo y el que realiza como "fotógrafo de domingo", según su propia expresión. "Son las fotos que hace para su propio placer y tienen más fantasía"."La memoria ahorita me falla a veces", dice Manuel Álvarez Bravo en su estudio, en el barrio de Coyoacán. El fotógrafo se niega, a abandonar la cámara. El pasado domingo fotografió unos puestos de artesanía popular. "[Ciudad del México ha crecido tanto que se ha convertido en un mundo; por eso las posibilida es de fotografiar son infinitas", afirma.Por su caja de visiones han pasado 70 años de la compleja realidad de México. "Los aparatos influyen, es una cuestión más bien imperativa. Ahora uso una camarita pequeña, una Leika minizoom. Se carga, se aprieta un botón, y ya está; técnicamente al menos. Las nuevas máquinas dan más libertad porque se convierten en un elemento que transmite las sensaciones como el ojo. Pero todo artista, fotógrafo o lo que sea, está sometido a una serie, de circunstancias ambientales que forzosamente influyen. En mi caso, la rnúsica y la lectura. Aunque últimamente leo poco porque me distráigo".Álvarez Bravo considera que la cultura visual ha afectado a la visión de imágenes. "Se ha aprendido a ver las, fotografías bien hechas. El fenómeno de la fotografía, el arte en general, es profundizar a través de la superficie para mostrar lo que hay más allá, para enseñar otra significación. El arte es importante porque el individuo cada vez está más aislado, más solo, y necesita cada vez más ese alimentó para subsistir".Chispazo con el modeloEn la captación de la imagen directa o con modelos encuentra fenómenos parecidos. "Parece extraño, pero se da una relación del personaje o el paisaje con el artista. Con los retratos o los desnudos ocurre lo mismo. En mi caso sucedió con León Trotski, Diego Rivera... Cada quien me dio algo diferente. La fotografía correcta nace cuando se produce ese chispazo con el modelo que tiene una significación"."En mi caso, la fotografía no ha, dejado de ser una afición. Lo mío es completamente eventual y espontáneo porque yo no me lancé a esta profesión, sino que las cosas, casualmente, se han desarrollado así. Sin embargo, el profesional busca el trabajo. "Yo no busco, encuentro", como decía Picasso. No es que me haga sentir orgulloso, sino que es más satisfactorio y me da mayor libertad".¿Los fotógrafos roban el alma? "Es una frase muy bonita.. Depende de qué se entienda por alma. Si es desde un punto, de vista místico, me parece falso. Pero si el alma es producto de la formación, lo que se traduce en hablar, en hacer arte... quizá entonces, más que robara, la tomamos prestada"."Todavía tengo mucha capacidad de vivir y de trabajar. Para entender una fotografía hace falta no ser crítico cuando se contempla. Como todo el mundo, yo me entrego en cada mi momento a lo que estoy haciendo y no pienso en otra cosa".