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EL FUTURO DE LA UE

El 'factor FG'

La presidencia espanola empezó entre suspicacias y acabó con laureles

Antes de su inicio, Le Monde se preguntaba "si la presidencia española no se verá afectada por ese clima de descomposición política" interna. El mismo rotativo publicaba el pasado día 20, un editorial, Olé, Felipe!, subrayando que "gracias, sobre todo, a Felipe González, Madrid desempeña todo su papel en el concierto europeo" y "España. está hoy considerada unánimemente como uno de los miembros más fiables de la Unión".Medios y dirigentes comparten esa valoración. El presidente del Parlamento Europeo, Klaus Hänsch, felicitó por escrito a González por "una serie de iniciativas políticas trascendentales que se han desarrollado con gran éxito a lo largo de la presidencia española y en las que obviamente usted ha tenido un papel clave" Y el de la Comisión, Jacques Santer, le enviaba otra carta en la que agradecía su "esfuerzo personal y el entusiasmo que ha sabido transmitir", consideraba que la presidencia "se ha distinguido por su capacidad de aunar criterios y recuperar consensos en asuntos particularmente sensibles" y "por desarrollar una enorme y decisiva actividad hacia el exterior de la Unión". Solemne, afirmaba: "La historia recordará la cumbre de Madrid como uno de los grandes hitos de nuestra empresa común".

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Peripecias de un semestre

¿Qué ocurrió entre la suspicacia inicial y el laurel final? Fuentes comunitarias destacan como factor clave la gira de capitales a cargo de González, tras tres presidencias en que no se hizo. En ella buscó acuerdos, aparcó discrepancias y demostró conocer los asuntos al dedillo. Al presidente de la República Francesa, Jacques Chirac, todavía no se le ha difuminado la mueca de sorpresa que le produjo el 21 de noviembre: tras repasar los grandes asuntos de la inminente cumbre de Madrid, Chirac le inquirió por un asunto de detalle. "¿Por qué no ha avanzado el acuerdo con Eslovenia?". González le respondió con el artículo de la Constitución eslovena que "impide las inversiones exteriores en bienes inmuebles", contraria alas normas de la UE.

Junto al factor FG está el factor Solana. Diplomáticos españoles desafectos al hasta hace días ministro de Asuntos Exteriores subrayan "su conocimiento de los expedientes y su capacidad de maniobra". Solana lanzó dos órdagos: para obtener el voto de los Quince al acuerdo de asociación con Marruecos, y para lograr que los 12 países de la ribera sur mediterránea aprobasen la Declaración Euromediterránea de Barcelona. Los ganó. Su elección como secretario general de la OTAN reconoció esa labor.Los otros ministros hicieron piña acudiendo a Bruselas y al Parlamento de Estrasburgo, presionados por la diplomacia española y por la conciencia de que la presidencia era una oportunidad de recuperar fuera lo que habían perdido dentro. La excepción al tono general de consenso fue el titular de Industria, Juan Manuel Eguiagaray, que ha lidiado con más brusquedad que finura los casos españoles: Iberia, Volkswagen, astilleros...

La actitud de la oposición en la Eurocámara fue generalmente constructiva: el PP, encabezado por Abel Matutes, subordinó sus críticas al Gobierno al apoyo a la presidencia. Aunque Gobierno y oposición discuten ahora la responsabilidad de que no se aprobara la reforma del mercado de frutas y hortalizas, una de las lagunas del semestre.

Los políticos respondieron. Pero sólo lograron el éxito gracias a la silenciosa labor de carbonero de los altos funcionarios y diplomáticos. Basta un dato: hasta el 22 de diciembre, España presidió en Bruselas 1.699 reuniones de grupos de trabajo y consejos ministeriales. Bélgica organizó en su última presidencia 1.395 reuniones; Grecia, 1,560; Alemania, 1.142; y Francia, 1.437.

Italia despierta inquietud y expectativas

"Para la credibilidad del país, la presidencia europea representa un desafío delicado: el Gobierno confía en que el país sabrá afrontarlo positivamente". Así, voluntarioso e inquieto, el presidente del Consejo italiano, Lamberto Dini, recabó el pasado día 5 el apoyo de su Congreso.El semestre concita también incredulidad inicial, por la probabilidad de que unas elecciones paralicen la máquina. Pero Italia tiene experiencia e imaginación. ¿Dará la sorpresa? El calendario ofrece expectativas. La principal es la apertura de la Conferencia Intergubernamental que debe reformar el Tratado de Maastricht. Su temario está desbrozado tras la aprobación en Madrid del trabajo del Grupo de Reflexión presidido por Carlos Westendorp. La fecha es el 29 de marzo, en Turín, aunque Jacques Chirac ya ha dicho que no asistirá. Será un termómetro de los trabajos, que los ministros de Exteriores deben proseguir a ritmo mensual.

Otras grandes citas, serán las ministeriales de Industria y de Medio Ambiente entre los Quince y sus doce socios mediterráneos. Y la cumbre de Bangkok, que solemnizará la nueva relación euroasiática. En lo económico, el semestre debe alumbrar el documento sobre la relación entre las monedas de los países que queden fuera del euro y las que se integren en él.

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