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Políticos y medios de comunicación empujan al Gobierno de EE UU a actuar contra Salinas

Antonio Caño

, Una influyente senadora demócrata de California, Dianne Feinstein, ha pedido al Gobierno norteamericano que actúe enérgicamente contra los políticos mexicanos implicados en el tráfico de drogas, incluido Carlos Salinas. Unos días antes, el Departamento de Estado había reconocido que el nombre de Salinas forma parte de una lista de personas especialmente observadas por las autoridades de emigración. El ex presidente de México, que hasta hace poco fue uno de los mejores aliados y amigos del Congreso y la Administración, se está convirtiendo en un indeseable en EE UU.

La cadena de televisión NBC emitió la semana pasada, en su informativo más importante, un reportaje especial sobre el narcotráfico en México, en el que aseguraba, citando a agentes del FBI, que Salinas estaba siendo investigado por la policía norteamericana en relación con una operación de lavado de dinero procedente del narcotráfico valorada en 500 millones de dólares (unos 60.000 millones de pesetas).Como consecuencia de la investigación, según la NBC, el Gobierno norteamericano había dado órdenes a su policía de fronteras para que detuviese a Salinas en el caso de que éste pretendiese entrar en Estados Unidos.

El portavoz de la Casa Blanca dio un mentís categórico a esa información, y dijo que el ex presidente mexicano, a quien no se ha visto en público desde marzo y al que se le supone residiendo temporalmente en Canadá, era libre de entrar en territorio norteamericano cuando desease.

Toneladas de cocaína

En estos mismos días, el diario The New York Tímes publicaba una información según la cual un avión de pasajeros cargado con toneladas de cocaína había aterrizado recientemente en Baja California, desde donde la mercancía debía ser repartida por EE UU. Según ese diario, la policía mexicana consintió e incluso participó en esa operación, lo que fue negado por las autoridades de ese país.

Por encima de los mentís o de las exageraciones de los medios de Comunicación, lo que está claro es que, casi dos años después de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (TLC), México es hoy un país apestado en EE UU, y Carlos Salinas, el símbolo de esa peste. Las primeras críticas contra México surgieron de las filas republicanas, pero los demócratas se están sumando a ellas porque resulta popular.

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Eso se aprecia más que en otro sitio en California, un Estado con fuertes lazos económicos con México y, al mismo tiempo, uno de los campos de batalla decisivos de las próximas elecciones presidenciales norteamericanas. Allí, la senadora Feinstein ha denunciado, en una carta dirigida a los secretarios de Estado y del Tesoro, que "existen pruebas de corrupción por drogas en México" que hacen temer que ese país "esté seriamente amenazado de convertirse en una narcodemocracia".

Feinstein, que tiene que desempeñar un papel fundamental en la actuación electoral de Clinton en California, dijo que la situación de México se ha convertido "en un problema para EE UU y en este Estado en particular". Otro senador republicano, Charles Grassley, se ha referido a México como "la Colombia del norte".

Aun sin reconocerlo oficialmente, esa preocupación se ha trasladado a las autoridades norteamericanas. Fue, con alta probabilidad, la DEA (agencia estadounidense para la lucha contra las drogas) la que pidió a Suiza examinar las cuentas de la familia Salinas en ese país. Cómo parte de esa investigación fue detenida la cuñada del ex presidente mexicano.

Los hilos de la trama

La DEA parece haber dado credibilidad a diversos hilos que conectan a la familia Salinas con el narcotráfico. Uno de esos hilos es una fotografía de Raúl Salinas, hermano del ex presidente y acusado del asesinato de un preeminente político de su país, con Juan García Abrego, que forma parte de la lista de 10 personas más buscadas por el FBI por sus vinculaciones con el tráfico de drogas.

Otra pista en la misma dirección, según la cadena NBC, son grabaciones hechas por agencias de espionaje de EE UU en las que se demuestra el acceso de diversos jefes del narcotráfico a personas del círculo íntimo de colaboradores de Salinas.

El cerco sobre Salinas podría cerrarse si el FBI consigue pruebas de una supuesta red de lavado de dinero del narcotráfico que le permite al ex presidente disponer de 500 millones de dólares en 90 cuentas secretas repartidas por nueve países.

La investigación sobre Salinas puede conducir las relaciones entre México y EE UU a un punto de tensión que haga irrelevante el Tratado de Libre Comercio (TLC).

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