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El Gobierno francés acepta negociar desde hoy con los sindicatos para acabar con las huelgas

Enric González

Alain Juppé, negociará desde hoy con los sindicatos. El primer ministro francés dio marcha atrás en su negativa a pactar su plan de reforma de la protección social y convocó anoche "un diálogo, concertación, negociación, o como quiera llamársele" con los líderes de los principales sindicatos en Matignon, que debería preceder a una "necesaria" cumbre social. Juppé admitió que no había sabido hacerse comprender por los ciudadanos y afirmó su "pleno compromiso" con el mantenimiento de los servicios públicos "a la francesa". "Nos batiremos contra las presiones liberalizadoras de Bruselas como lo hemos hecho con la llamada excepción cultural francesa y las cuotas audiovisuales", prometió.

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La negociación directa con el primer ministro fue la exigencia planteada el sábado por Marc Blondel, secretario general de Fuerza Obrera (FO), y Louis Viannet, secretario de la Confederación General del Trabajo (CGT), al superministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jacques Barrot. Los dos sindicatos de mayor protagonismo en la revuelta social lograron, con la cesión de Juppé, una victoria significativa.El primer ministro repitió que su plan de reforma era "bueno y necesario" y dijo, estar seguro de convencer a los líderes sindicales de la necesidad de "reformar para preservar". Admitió, sin embargo, que su cargo estaba "siempre en manos del presidente de la República", Jacques Chirac, y que no faltaban candidatos a sucederle.

Aplazar la unión monetaria

Uno de ellos, el ex ministro del Interior Charles Pasqua, afirmó antes de la comparecencia de Juppé que Francia estaba ''a las puertas de una recesión" y que hacía falta "una política distinta". "Las reformas sólo salen adelante en épocas de crecimiento económico", dijo Pasqua, para defender "una política económica expansiva" y un aplazamiento de "unos años" en la unión monetaria europea.

[Por su parte, tanto Fuerza Obrera como la Confederación General del Trabajo señalaron anoche que, pese a la oferta de negociación y a las concesiones realizadas ayer por Juppé, las huelgas en el sector público continuarán al menos hasta el martes, informa Reuter].

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Antes de explicarse ante las cámaras de televisión, Juppé había tenido una jornada intensa destinada a preparar su intervención. Por la mañana habló con el presidente Jacques Chirac y con el presidente de la Asamblea Nacional, Philippe Séguin. Por la tarde reunió a los nueve ministros que constituyen el gabinete de crisis y, tras desplazarse con su esposa unos minutos al teatro donde los empleados del palacete Matignon -sede del primer ministro- habían instalado el árbol y los regalos de Navidad, se reunió nuevamente con el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jacques Barrot, y con el mediador para la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF), Jean Mattéoli.

Ayer no hubo negociaciones, salvo acerca del marginal pero violento conflicto de Carbones de Francia en Lorena. Mientras los mineros hablaban con la dirección de la empresa pública, los ferroviarios se mostraban muy escépticos sobre la posibilidad de alcanzar próximamente un acuerdo sobre el contrato quinquenal para la SNCF.

"Se nombra un mediador y se le conceden sólo ocho días, plazo en que ha sido retrasada la firma del contrato, para que llegue, a un acuerdo. Eso es una provocación", afirmó la moderada Nicole Notat, de la Confederación Francesa Democrática de Trabajadores (CFDT), que apoya los planes de reforma de la Seguridad Social.

Los dirigentes ferroviarios de la Confederación General del Trabajo (CGT) y Fuerza Obrera (FO) repitieron por su parte la exigencia de que el contrato quinquenal fuera definitivamente descartado y se abriera una discusión "desde el principio". con una duración de meses.

Los sindicatos mantuvieron en pie la movilización callejera y convocaron dos manifestaciones, en Burdeos y en Caen. En Burdeos, ciudad de la que es alcalde el primer ministro, se congregaron más de 30.000 personas, entre ellas numerosos trabajadores del sector privado. Bajo el sol y en un ambiente festivo, los manifestantes reclamaron la retirada completa del plan de reforma de la Sécu e, incidentalmente, la dimisión de Juppé. Las mismas reivindicaciones fueron expresadas en Caen (Normandía), donde se reunieron unas 20.000 personas.

En París hubo una manitestación de signo contrario. Las asociaciones de usuarios congregaron a menos de 2.000 personas para pedir servicios mínimos en los transportes públicos en huelga, con pancartas como "Francia, rehén" y ''La palabra a los usuarios". La protesta concluyó sin incidentes.

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