Apoyo cívico
Desde hace ya casi tres semanas vive un conflicto cuyo sentido traspasa sus fronteras. Algunos han creído poder hablar de un movimiento conservador, de defensa de privilegios, de rechazo retrógrado de la reforma.Vemos más bien la expresión de una profunda revuelta contra la desigualdad, contra la precariedad, contra el empeoramiento del servicio público, contra la sumisión del modelo republicano a los apremios de la mundialización liberal a la cual la pretendida construcción europea sirve de coartada y que hace el juego al Frente Nacional.
Es un movimiento que hunde profundamente sus raíces en el rechazo de las adaptaciones resignadas al modelo dominante -ese de una sociedad a diferentes velocidades asfixiada por la rentabilidad a corto plazo y una visión puramente económica y contable- en el que el Tratado de Maastricht fue un vector entre otros.
Es un movimiento que se nutre a la vez de la gran vena obrera, anestesiada desde el principio de los años ochenta por los diferentes poderes que se han sucedido, y de la tradición republicana de igualdad entre los ciudadanos. En este movimiento de masas, inevitablemente ambiguo, los valores de la fraternidad pueden y deben primar sobre aquellos de los solos intereses corporativistas. En . un momento en que Francia vuelve fríamente a la OTAN y a las lógicas imperiales, este resurgir de civismo es un llamamiento al rechazo a la obediencia generalizada. Desmiente los viejos discursos de la sociedad civil frente al Estado, de la libre empresa frente a las regulaciones colectivas. Es un momento que nos incita a rechazar la sociedad dual en vías de feudalización en la que el trabajo nos es presentado como un privilegio y el paro un bozal que amenaza a todos y cada uno.
En la calle, los talleres y las aulas se expresa el rechazo del discurso maniqueo de las élites que nos encierra en, la alternativa "nosotros o el caos". Algunos dicen que "hace falta poner a Francia en la hora de la economía mundializada". Pero el movimiento repite como eco: "Nosotros somos la sociedad viva, las lógicas monetarias deben ser elaboradas para nosotros y no para ellas". Y esto merece nuestro apoyo, nuestro humilde y determinado apoyo.
La Navidad se aproxima y, después de un sacrificio tan largo los huelguistas pronto no tendrán más que una naranja para dejar en los zapatos de sus hijos. A través de la integridad del servicio público asoma una cierta idea de la República, de la sociedad y de la Europa que defienden nuestros ciudadanos en huelga. Sin entrar en la apreciación detallada de los litigios, que incumbe directamente a los interesados, nosotros les debemos, de forma inmediata, un apoyo práctico, es decir, a nuestro nivel financiero. Por eso nos unimos a todos aquellos que han decidido hacer una contribución, aunque sea modesta, a los fondos de solidaridad existentes.
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