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LA IMAGEN PÚBLICA DEL PODER

Épica del fracaso

J. C. En Estados Unidos se ha desatado ya la tormenta informativa, las críticas y las alabanzas, la controversia y los rumores, sobre el inminente estreno de Nixon, filme biográfico sobre el 37º presidente de EE UU, dirigido por por Oliver Stone. Richard Nixon falleció el año pasado, a los 81 años de edad. En la lista de personas más obsesionadas con la figura de John F. Kennedy, Nixon cedió el primer puesto a Oliver Stone. También el presidente más vilipendiado de todos ha atravesado un peculiar proceso de recuperación ante la opinión pública.

Sin embargo, Nixon no es una cinta de misterio y ficción al estilo de JFK, sino una estricta biografía, pretendidamente responsable y respetuosa, de la figura pública más compleja del siglo XX en EE UU.

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Con una escala épica que ocupa tres horas y media de celuloide, y un reparto tan amplio que requiere un esquema para seguir quién es quién y qué intereses tiene cada cual, Nixon es un compendio de varias biografías, a partir de las cuales Stone ha decidido retratar (con la ayuda de un excesivo Anthony Hopkins) a un presidente oscuro, inseguro, profundamente humano en el peor sentido de la palabra, y resentido por haber llegado a la presidencia sólo después de que John y Robert Kennedy fueran eliminados a balazos.

La película es sobre todo un estudio biográfico del personaje, desde su infancia en California hasta su entierro el pasado año. Sin embargo, sí hay un sitio para las teorías de Stone. En este caso, el mal es una entidad abstracta a la que se señala ocasionalmente como La Bestia. La Bestia sería una maquinaria intangible de poderes reales y tácitos (la CIA, la mafia, los hombres de negocios, etcétera) que, según Stone, habría condicionado la Administración de Nixon y su capacidad de actuación. Además, de la película se desprende que Nixon estaba obsesionado con que esta bestia imparable era la responsable de la muerte de Kennedy. Track 2 sería el nombre en clave de una operación encubierta por la cual la invasión de Cuba en Bahía Cochinos habría degenerado en un intento de asesinato de Castro y en el magnicicio de Kennedy.

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