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LA IMAGEN PÚBLICA DEL PODER

Michael Douglas y Annette Bening, admiradores de Clinton

Ambos interpretan a una ficticia pareja en 'El presidente y la señora Wade'

LOLA GALÁN Todo fueron facilidades. Director, guionistas y actores de El presidente y la señora Wade, última producción de Hollywood empeñada en recrear las vicisitudes cotidianas de un presidente de Estados Unidos, tuvieron la oportunidad de recorrer varias veces la Casa Blanca y conocer en persona a su actual inquilino, el presidente Bill Clinton, antes de iniciar el rodaje. Tanto Michael Douglas, que da vida a Andrew Shepherd, el presidente de ficción, como Annette Bening, la novia-primera dama en el filme, negaron en Londres que exista la menor similitud entre el personaje y el presidente Clinton, del que ambos se confiesan ardientes admiradores. Aun así, reconocen que la película ha despertado el recelo de los sectores republicanos en Estados Unidos.

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Michael Douglas, de 51 años, hijo de actores y con una controvertida carrera de actor comercial a sus espaldas (Wall Street, Atracción fatal e Instinto básico, han sido sus grandes éxitos), da vida a Andrew Shepherd, un presidente bueno, viudo, con hija comprensiva, colocado en la dificilísima tarea de dar satisfacción a sus deseos de hombre normal. Es decir, a sus deseos de conquistar el corazón de la modélica ejecutiva de la que se enamora. La historia, un cuento de hadas que, sin embargo, contiene más carga política de la que habitualmente se encuentra en este tipo de guiones, se estrena en medio de un nuevo estallido cinematográfico en Estados Unidos de películas presidenciales. ¿Cuál es la razón de este inagotable interés de Hollywood en reflejar los dilemas humanos que se esconden tras el inquilino de la Casa Blanca?

"La verdad es que yo creo que se trata más bien de una casualidad. No lo sé. Este proyecto de Rob Reiner llevaba tiempo en marcha y, al final, quizás haya influido en esta proliferación de presidentes el hecho de que el año próximo es año electoral", explica un Douglas con barba de tres días y aspecto desaliñado totalmente opuesto al del atildado presidente Shepherd. Annette Bening, de 37 años, su oponente femenina en el filme, impecable en un traje negro, se muestra igual de dubitativa cuando se le pregunta si la historia de Reiner pretende abrillantar un poco más la imagen pública de Bill Clinton. "No, no es Clinton en absoluto el presidente de esta historia. Aunque quizás resulte útil la película para su campaña. No lo sé. En Estados Unidos ha recibido críticas de la derecha. Pero, en fin, una de las quejas que he visto era la de una señora indignada por que los actores se acuesten en la Casa Blanca".

Douglas conoció al presidente Clinton en 1994, cuando su padre, el mítico Kirk Douglas, recibió el Premio Kennedy, en una ceremonia especial en Washington. Para entonces, el actor había estrechado ya la mano de Jimmy Carter, Richard Nixon, Ronald Reagan y George Bush. Acaso la de Clinton fuera la más familiar. "El presidente se comporta con total naturalidad, es un tipo muy humano, aunque yo diría que es de esas personas que no tienen un buen talante matinal", dice de él el actor.

Douglas, que se confiesa poco tentado por la actividad política y la disciplina monástica que entraña, reconoció, durante un encuentro con periodistas en Londres, ser un convencido seguidor del actual presidente demócrata. "Estoy totalmente de acuerdo con el control de venta de armas y con muchos otros aspectos de su política", dice. Un discurso muy similar al que los guionistas han puesto en labios de Andrew Shepherd, especialmente en la larga intervención presidencial que cierra la película. El texto le dio, por cierto, a Douglas no pocos dolores de cabeza. "Pasé un miedo terrible. Creía que iba a ser incapaz de leerlo".

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