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Francia se enfrenta hoy a una jornada clave para el desenlace de la revuelta social

Enric González

Francia siente vértigo. El movimiento de protesta sigue creciendo y su desenlace es cada vez más impredecible. Se extiende el sentimiento de que los franceses, y con ellos Europa, se enfrentan a una encrucijada histórica. La amplitud e impredecible duración de las huelgas, que hoy se extenderán al sector de la enseñanza, quiebra la confianza de los inversores: la Bolsa de París cayó un 2,53% y el franco perdió dos céntimos frente al marco. El Gobierno de Alain Juppé se mantiene firme, pero plantea ya a te que la única alternativa a una solución negociada es la convocatoria de elecciones. A la extensión de las huelgas se unen las grandes manifestaciones callejeras previstas para hoy en una jornada crucial.

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Las medidas, adoptadas por el Gobierno para paliar el paro de los transportes públicos en París surtieron escaso efecto. Los autocares gratuitos fueron una gota de agua en un mar de embotellamientos, y los barco-bus fluviales se revelaron muy poco fiables. El ambiente urbano, tanto en París como en otras grandes ciudades, fue el habitual: atascos, retrasos y largas caminatas. Ayer se sumaron a la huelga un sector minoritario de los camioneros, que bloquearon durante varias horas los accesos a Burdeos, y nuevos centros de Correos. Pero una incorporación crucial será la que se produzca hoy, con los profesores de enseñanza primaria y secundaria.Los maestros, como los ferroviarios, decidirán cada noche si mantienen o no la huelga, y parecen dispuestos a afrontar una protesta larga. Los ferroviarios ya han perdido la mitad de una mensualidad y su huelga cuesta diariamente unos 2.500 millones de pesetas a la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF), pero su intención, igual que la de los conductores de metro y autobús, es mantener su lucha hasta el final. Esto es, hasta la retirada de los planes de reforma del Gobierno, tanto en lo referente a la Seguridad Social y las pensiones como en lo referente a la SNCF. Pero el Gobierno no puede ceder sin perder toda su credibilidad. "Ni, Gobierno ni sindicatos tienen margen de maniobra, lo cual hace muy peligrosa esta situación", dijo el ex presidente Valéry Giscard d'Estaing.

Alain Juppé reunió anoche a sus ministros para evaluar la evolución de los acontecimientos. El presidente Jacques Chirac estaba volando a Francia desde Benin y el primer ministro se limitó a pedir informes de cada departamento y a reafirmar su posición. El portavoz, Alain Lamassoure, declaró tras el miniconsejo que el Gobierno seguía "decidido a llevar a término las reformas necesarias". Mientras, la Bolsa de París caía 2,53 puntos porcentuales y el franco perdía dos céntimos frente al marco, con lo que la bajada de la divisa francesa acumuló seis céntimos en las cuatro últimas jornadas.

Dos ministros, Charles Millon (Defensa) y François Bayrou (Educación), hablaron abiertamente de la disolución de la Asamblea Nacional y de la convocatoria de elecciones generales como única salida "si se llegara a una situación de bloqueo". La impopularidad del presidente Chirac y las encuestas, que indican un apoyo mayoritario a los huelguistas, parecen -desaconsejar por arriesgado un referéndum sobre las reformas.

Riesgo para los conservadores

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La opción de convocar a los franceses a las urnas podría entrañar también algunos riesgos para los conservadores. Pese a su abrumadora mayoría desde 1993 (casi un 80% de los escaños en la Asamblea Nacional) y pese a haber colocado a un gaullista en la presidencia hace sólo siete meses, la primera vuelta de siete elecciones parciales celebradas el domingo fue mala para la derecha, con un fuerte aumento del voto socialista y una subida, menor, del voto ultraderechista.

Jacques Chirac declaró, desde África, que las reformas serán aplicadas: "Tenemos el tiempo y la voluntad necesarios" dijo. Juppé acudirá hoy a la Asamblea Nacional para enfrentarse a una moción de censura puramente simbólica que le obligará, sin embargo, a explicarse al fin ante los diputados. Hoy será un día de grandes manifestaciones callejeras y se recrudecerá la huelga. Será, presumiblemente, una jornada crucial para el desenlace del conflicto.

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