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El Gobierno pide a las autonomías más control sobre la leche, el aceite y el vino

El Ministerio de Agricultura ha remitido en los últimos meses varias circulares a los responsables de las comunidades autónomas para extremar la vigilancia sobre la calidad de los productos alimentarios transformados. En estas circulares se hace especial referencia al contenido, presentación y etiquetado de la leche, los vinos de mesa y el aceite de oliva. A la Administración no le salen las cuentas en el sector lácteo, pues existen precios de venta al consumo por debajo del coste. Tampoco cuadran los datos entre la cifras de producción, demanda y consumo en otros mercados coma el aceite de oliva y los vinos de mesa.

La casi totalidad de las comunidades autónomas poseen actualmente plenas competencias en materia de lucha contra el fraude. Sin embargo, Agricultura, con el fin de seguir el comportamiento de los diferentes mercados, ha llevado a cabo múltiples análisis a partir de los cuales ha remitido circulares instando a extremar la vigilancia sobre estos tres productos, que mantienen cotizaciones elevadas en origen.En el caso de la leche de vaca, hay una cuota de producción en España de 5,4 millones de toneladas, frente a una demanda interior cercana a los siete millones de toneladas. Esta situación ha dado lugar en los últimos dos años a una subida de los precios en origen hasta situarse en este momento en una media por encima de las 50 pesetas. A la Administración, y también a algunas empresas del sector, no le salen las cuentas. El coste de producción mínimo de un litro de leche de vaca de larga duración sería el siguiente: 50 pesetas pagadas al ganadero, 14 pesetas el envase, 3 pesetas de gastos de recogida, de 7 a 10 pesetas de gastos de elaboración o financiación y 4 pesetas de transporte. En total, el coste mínimo de un litro estaría entre 78 y 81 pesetas.

Frente a estas cifras, bajo la presión de las cadenas de distribución, son frecuentes precios al consumo incluso por debajo de las 65 pesetas por litro. Según fuentes de la Federación de Industrias de la Leche, "no se puede hablar de fraude, y menos, generalizado", en el sector por vender a esos precios, que se reconocen bajos. Se admite, sin embargo, el aumento de las importaciones de leche concentrada desnatada a 30 pesetas el kilo, que se puede normalizar con un tratamiento especial.

En el vino de mesa, no en el de las denominaciones de origen, no encajan los datos sobre producción y consumo. En la última campaña, la cosecha se elevó a 19 millones de hectolitros, frente a una demanda mínima para cubrir las necesidades del mercado interior y la exportación de 23 millones de hectolitros. Al inicio de campaña, según los datos manejados por el sector, las existencias en la bodegas superaban el millón de hectolitros, mientras las importaciones habían sido de solamente 1,4 millones de hectolitros. A las organizaciones agrarias y a la Confederación de Cooperativas no les encajan las cifras, a pesar de la existencia de una discreta caída en el consumo de vino. En esta campaña, la cosecha no ha llegado a los 19 millones de hectolitros.

Medios del sector consideran que en los últimos meses las importaciones de vino de Argentina han llegado a suponer el 20% de la demanda. En las ventas al consumo de vinos de mesa es preciso especificar en el envase la procedencia del vino, tanto si es de Italia como de Argentina. Hay algunas firmas que han puesto en el mercado un producto denominado simplemente vino blanco o tinto, a un precio más elevado del que le corresponde.

En el aceite de oliva tampoco encajan las cifras. Las ventas se estima que bajarán este año una media del 15%, según los datos de los envasadores. Frente a este descenso, el aceite de girasol ha crecido solamente un 2%. Aunque la caída media en la demanda alimentaria se sitúa en torno al 5%, en opinión de la industria del envasado, los números no concuerdan.

Ante esta situación, desde las empresas del aceite de oliva, al igual que ha hecho la Administración central, se ha instado a un mayor control en las ventas de aceite de oliva sin marca. Los industriales temen que los precios altos hayan provocado un aumento en las ventas de aceites mezclados, especialmente en zonas rurales, donde hay escasos controles, y en la hostelería. Se trata de marcas generalmente desconocidas, que se venden fuera de los canales comerciales habituales, y en algunos casos, por empresas, casi fantasmas que envasan, venden y desaparecen en semanas.

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