Alumnos de un instituto barcelonés crean una marisma en el patio

Crear y mantener un pequeño y frágil ecosistema natural de 450 metros cuadrados en el patio de un colegio y que éste se asemeje a otro formado espontáneamente por la naturaleza es posible. Al menos en la localidad barcelonesa de El Prat de Llobregat. Alumnos del instituto de bachillerato Baldiri Guilera de esta población sembraron esta experiencia hace más de tres años y ahora han recogido la cosecha. El éxito del proyecto ha recibido un primer premio en el VIII Congreso de Jóvenes Investigadores que llevará a los ganadores a un encuentro europeo que tendrá lugar en Múnich (Alemania).

La idea partió del Ayuntamiento de El Prat y los profesores reclutaron a un pequeño grupo de alumnos voluntarios. En el patio del centro se excavó un agujero de 45 metros cuadrados que se llenó de agua. Se plantó vegetación propia de los humedales del delta del río Llobregat y de su bosque de ribera. Más tarde se trasladaron hasta la marisma caracoles acuáticos, insectos, libélulas y escarabajos.

El trabajo se dividió en dos fases. En la primera, los de primero de BUP realizaron un estudio interdisciplinario de las especies a través de las ciencias naturales, las matemáticas y el dibujo. La segunda -el trabajo premiado- consistió en el análisis físico-químico de las aguas de la laguna y su comparación con los humedales de los deltas.

Resultado espectacular

Los análisis fueron realizados por cinco alumnos de COU y coordinados por las profesoras Montserrat Tomás y Ascensión Lamora. El resultado ha sido espectacular: el ecosistema está estabilizado y tiene un comportamiento similar al de los estanques naturales.Montserrat Tomás, profesora de ciencias naturales, asegura que la experiencia servirá para que "los jóvenes puedan conocer de cerca su medio natural". Pau Esteban, técnico de Medio Natural del Ayuntamiento de El Prat, extrae sus propias conclusiones: "Se ha podido demostrar que es posible regenerar un hábitat, en condiciones muy adversas".

María del Mar Egea es una de las estudiantes que han intervenido en el proyecto. A ella le tocó redactar el apartado que explicaba la construcción de la laguna y los objetivos de la experiencia. "He aprendido bastantes cosas de biología", asegura esta joven de 18 años que ahora cursa primero de Ingeniería Técnica Agrícola. Su compañera Anabel Cabello, ha asimilado otros conocimientos: "Me ha servido para conocer más a fondo la riqueza del delta del Llobregat", asegura. Ahora estudia Ingeniería Química, pero no tiene claro a qué se dedicará profesionalmente.