La Commonwealth da dos años de plazo a Nigeria para restablecer la democracia
La ola de condenas y represalias contra Nigeria, tras, la ejecución del escritor Ken Saro-Wiwa y otros ocho líderes ogoni, no deja de crecer. Mientras la Commonwealth decidió ayer dar un plazo de dos años a ese país africano para que reemprenda el camino democrático, el primer ministro británico, John Major, anunciaba la suspensión de la venta de armas al Gobierno nigeriano, el hijo del escritor ejecutado reclamaba en Londres sanciones contundentes contra el régimen del general Sani Abacha y los europarlamentarios conservadores pedían el cese de las ayudas de la Unión Europea (UE,) a Nigeria.
Sin embargo, y pese a las enérgicas declaraciones de condena, no parece probable que los países occidentales estén dispuestos a adoptar un boicoteo al petróleo de Nigeria.Ken Wiwa,_de 26 años, hijo del escritor y líder ogoni ahorcado el viernes en la prisión de Port Harcourt, criticó ayer a su llegada a Londres la tibia respuesta de la Commonwealth a la llamada desesperada de ayuda para los nueve líderes ogoni que él mismo llevó, a Nueva Zelanda. Las 52 naciones hermanas -50 de las cuales decidieron expulsar temporalmente a Nigeria. del grupo se mostraron escasamente operativas y lentas de reflejos, según el hijo del escritor. Aun así, Ken Wiwa, que se dispone a entrevistarse en Estrasburgo con portavoces de la UE -entre ellos el primer ministro español, Felipe González- pidió de nuevo que se tomen medidas contra el régimen militar de su país.
De momento, todo lo que la Cominonwealth ha hecho es excluir de sus filas por un plazo de dos años a Nigeria y redactar un duro comunicado de condena firmado, por la práctica totalidad de los países miembros con la excepción de Gambia. En el texto, firmado en Auckland en vísperas de la clausura ayer de la cumbre de países miembros, se reclamaba también la liberación de 43 prisioneros políticos y de Moshood Abiola, triunfador en las elecciones generales de Nigeria en 1993, suspendidas por los militares.
- Sumándose al ejemplo de EE UU, Major anunció también ayer la suspensión de la venta de armas a Nigeria. Pero el Reino Unido, antiguo poder colonial y país que mantiene importantes lazos comerciales con Nigeria se encuentra en una posición difícil. Quizás por ello, Major no se atrevió a juzgar la actitud de la compañía anglo-holandesa Shell, principal empresa explotadora de los recursos petrolíferos de Nigeria, que, pese a la tensión actual, no parece dispuesta a anular un proyecto económico de 4.000 millones de dólares con el Gobierno nigeriano. La anunciada firma del acuerdo final para la edificación de una planta de gas en el país africano, que estaba prevista para esta semana en Londres, según la prensa británica, ha sido pospuesta por la compañía petrolífera, uno de cuyos portavoces aseguró ayer que "la decisión se adoptará antes de fin de año".
Con la organización ecologista Greenpeace pisándole los talones, Shell se encuentra nuevamente en el banquillo de los acusados ante la opinión pública. Su presencia destacada en Nigeria, un país controlado por una dictadura militar, y su protagonismo en la explotación de los recursos del pueblo ogoni la colocaron en el punto de mira de Ken Saro-Wiwa y. su movimiento de defensa de los intereses del pueblo - ogoni. Ayer, en el Reino Unido, se produjeron los primeros ejemplos de boicoteo a seis gasolineras de Shell.
Pero más allá de las reacciones emocionales, los mercados del crudo en el mundo entero reaccionaron con frialdad a las noticias de la ejecución de nueve líderes ogoni en Port Harcourt. Nigeria, cuyo petróleo constituye el 90% de sus exportaciones, vende cerca de la mitad de su crudo a EE UU. La otra mitad viaja a España, Francia, Alemania y Holanda.
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