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APARCAMIENTOS PROHIBIDOS

Los pagos de multas bajarán un 25%, pero se disparan los de la grúa

En Madrid, los conductores pasan de la ORA, mientras que allí nadie aparca sin pagar

El equipo de gobierno municipal del Partido Popular es consciente de que los automovilistas desprecian las multas de tráfico. Hasta el punto de que ha rebajado en un 25% la previsión de ingresos por este concepto para el próximo ejercicio. El Ayuntamiento de Madrid (3.029.734 habitantes) calcula que en 1996 ingresará 600 millones por el cobro de las infracciones de las normas de tráfico. Este año, aún sin cerrar, el municipio presupuestó 800 millones por ese concepto. Y fuentes municipales indican que se aproximarán al objetivo.A diario se procesan en el departamento de gestión de multas entre 7.500 y 8.000 multas. Aunque se imponen el doble: del resto nunca llegará la notificación a los infractores. Sólo se tramitan aquellas que imponen los agentes municipales; las de la ORA (Operación de Regulación del Aparcamiento) van a la papelera, según denuncia el concejal socialista Eugenio Morales.

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Mientras que la disciplina al volante no llega ni por la vía de las sanciones ni tampoco por la de las campañas educativas, la Casa de la Villa sabe que la coacción -es decir, la acción de la grúa- es el único método que sirve. Y los presupuestos reflejan este convencimiento. Así, en los de 1996 el Ayuntamiento confía en ingresar 2.426 millones por la retirada de los vehículos. Una previsión un 51% superior a la de este año, 1.600 millones. Actualmente, la tasa de la grúa saca del bolsillo del conductor afectado en cada ocasión un mínimo de 19.000 pesetas, a las que hay que sumar la multa y el estacionamiento por horas en los depósitos municipales. El promedio de coches retirados al día asciende a 250.

El palo que supone la grúa no impide que Madrid consagre el reino de la doble fila. Según la información que hoy publica El País Madrid, la mayoría de las capitales europeas ha conseguido que su tráfico sea algo civilizado. Acceso de coches y aparcamiento restringido en el centro constituyen parte de sus claves. Los infractores son penalizados con dureza. En la mayoría de esas capitales, los atascos se producen en las vías de acceso y en las horas punta, pero no a todas horas. El aparcamiento masivo en doble fila es inimaginable en Londres, Estocolmo o Amsterdam.

PASA A LA PÁGINA 8

La capital no mira a Barcelona

VIENE DE LA PÁGINA 1La doble fila madrileña lleva camino de convertirse en tradición. Las tarifas de los estacionamientos subterráneos (220 pesetas la primera hora -precisamente la más penalizada-, 195 la segunda y 200 las siguientes) no invitan a su uso; hay tantas plazas vacías como coches mal estacionados en el centro. Tampoco funciona el sistema de Operación de Regulación del Aparcamiento (ORA), cuyo cometido era restringir el estacionamiento en el centro. Cada media hora de estacionamiento cuesta 40 pesetas, y el máximo admitido son dos horas. Las sentencias desfavorables sobre la ORA (niegan capacidad sancionadora a los controladores, que son empleados de la Empresa Municipal de Transportes). han llevado a su olvido.

Nada que ver con el tráfico en Barcelona (1,6 millones de habitantes en su término municipal), que presenta un elevado índice de disciplina. Aunque no le libre de los atascos en las horas punta, que poco a poco le amplían a las horas de afluencia a los comercios. La apertura en 1992 de las rondas de circunvalación ha reducido un 20% el tráfico de paso por el centro del casco urbano, informa Lluís Uría.

Pese a todo, Barcelona tiene poco espacio para tanto coche. El déficit nocturno de aparcamiento se calcula en 150.000 plazas, lo cual justifica parte de la indisciplina en este terreno: el 70% de las multas -unas 6.000 diarias- se deben a estacionamiento prohibido. En el centro es prácticamente imposible aparcar sin pagar entre las 200 y 250 pesetas por hora que cuestan tanto los aparcamientos privados como la zona azul. Las infracciones más perseguidas son aparcar sobre las aceras, en el carril-bus y en las paradas de autobús, en zonas de carga y descarga, en pasos de peatones y en doble fila.

La Policía Municipal con la inestimable colaboración de la grúa -que retira unos 300 coches cada día (en Madrid, 250), y que cobra 14.000 pesetas por servicio-, consigue dejar bastante despejadas de obstáculos las vías básicas. Pero no así las calles secundarias. El efecto disuasorio de las multas es relativo: el 15% de las sanciones se paga en el periodo voluntario, y el 20% nunca se llega a cobrar.

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